En un contexto de alarmante pérdida de biodiversidad, teniendo su origen en un sistema económico de explotación desenfrenada de recursos y de total ausencia de consideración con la vida natural, no podemos permitir que los nuevos oportunismos de negocio muten con el prefijo "eco" y se abanderen como única salida para la preservación de muchas especies, concepto simplista e interesado de graves consecuencias. No al menos mientras no exista regulación específica en el sector del turismo de naturaleza.

Asistimos desgraciadamente a todo tipo de esperpentos y experimentos mercantiles en este sentido. La Sierra de la Culebra se está convirtiendo en un aleccionador escaparate de lo que no se debe asumir en una actividad que requiere de unos estrictos y rigurosos principios. Paradigma de la piratería "eco" lo representa el cluster llamado "Interior Legendario". Los inspiradores del invento fueron la Asociación Lobo Marley bajo el atento asesoramiento de la empresa Aherca. Esta entidad está regentada por un militar de profesión, sin cualificación específica, ni tan siquiera la que le es exigible para operar con licencia de Turismo Activo (estando registrado como tal), basando su actividad turística en aprovechar cebaderos con destino a la caza de lobos. Su conocida amistad personal con los celadores de caza de la Reserva de Caza de la Sierra de la Culebra, le está reportado tener a estos a su servicio facilitando el aporte regular de carnazas y piensos en dichos lugares de depósito para favorecer las observaciones de estos animales, así como encargar seguimientos intimidatorios hacia otras empresas que le hacen competencia. Aherca asegura el 90% de las observaciones de un animal tremendamente esquivo que, a pesar de considerarse sus poblaciones en la Reserva como las más densas de España, con mucha suerte y bajo condiciones de estricto cumplimiento deontológico, apenas supera el 30% la probabilidad de contactos visuales. Evidentemente, solo es posible aseverar tal éxito por medio de aportes de alimento y acceso a las zonas vitales de los lobos, como así lo demuestra alguna filmación difundida por Aherca mostrando la persecución de un ejemplar.

Sin un marco legislativo que regule el turismo de naturaleza, y sin la mayor preocupación por parte de las administraciones, aflora el intrusismo y el despropósito. ¿Cómo se justifican estas prácticas éticamente inaceptables? Pues en este caso y, amparados en el vacío legal, elaboran un informe denominado con absoluta desfachatez como "Impacto Cero" "(?) la utilidad de los comederos suplementarios en Eco-Turismo, (?) es una opción clara y diáfana de desarrollo sostenible". ¡Negocio perfecto!, lo que no queda claro es en qué beneficia a la conservación del lobo.

Aclaremos cuáles son las consecuencias de estas bondades a medida. Ya fueron reputados investigadores norteamericanos como T. K. Fuller los que apreciaron que con fuentes regulares de alimento se alteraban los patrones tróficos de los lobos; como su organización social, reforzada por la acción de la caza, se mostraba gravemente afectada; y cómo la dispersión de los jóvenes se dilataba en el tiempo. Como es sabido, el lobo está sometido a un aprovechamiento cinegético, y el método para darle muerte es dispensarle alimento frente a un disparadero. En teoría, existe un aporte puntual en estos lugares durante los periodos hábiles de caza y, en ocasiones, gracias a la destacada inteligencia del lobo, estos cupos quedan desiertos al no consumarse el desenlace fatal. Entonces, ¿qué ocurre si los aportes adquieren la frecuencia convenida a los intereses turísticos del citado cluster?, pues que el habituamiento resultante ofrece todas las garantías de captura. "Eco"turismo responsable y profesional como se puede apreciar.

La dirección de la Reserva, lejos de poner solución a estas prácticas, autoriza estos lugares para la observación del lobo ibérico y las denuncias practicadas de nada sirven para adoptar medidas disciplinarias hacia los celadores de caza y tampoco judiciales hacia los responsables e ideólogos de semejante usura. Todo detractor y parásito del lobo campa a sus anchas por la Sierra de la Culebra, y los perseguidos, literalmente en la práctica, son los que denuncian la prevaricación, el tráfico de influencias, la coacción, la mala praxis y la inexistente gestión de un recurso patrimonial y turístico de primer orden.

La Diputación de Zamora financió en septiembre de 2014 el Festival Territorio Lobo -iniciativa del cluster-, fomentando el uso de los cebaderos para la observación, sin regular la carga de visitantes en el espacio y sin aportar vigilancia que impidiera el acceso a zonas sensibles. Este año, el cluster "Interior Legendario" ha recibido el Premio Nacional de Turismo en Fitur, blindando la iniciativa y demostrando, una vez más, la complicidad de nuestras instituciones con el negocio sucio, chapucero y sin auditar.