Sí, maestro de la palabra, con sus cientos de poemas y de escritos, con la consecución de tantos premios literarios, que me abruma tan solo el repasarlos.

Hombre de encendida fe, que moviendo los resortes de sus facultades innatas para escribir los poemas dio a conocer su gran conocimiento de los escritores clásicos en toda la andadura de su vida, en su faceta como profesor, en sus charlas y en su quehacer diario con los amigos que no demasiados, pero sí fieles a su espíritu.

En tanto que lectores somos aprendices de la belleza de su poesía y espectadores de su lucha y su determinación por proclamar su individualidad en el dolor y la soledad que en muchos de sus poemas amorosos vierte en la herida de su corazón contrito.

Pero eso no es lo más importante en sus poemas, puesto que lo religioso impregna, de manera rotunda, el caudal inmenso de sus poemas. Y es esa especialidad donde encontramos su gran conocimiento de la teología y la filosofía, que con el control de la palabra y su dominio hacen un todo literario complejo pero hermoso. Este año se cumple el XXL aniversario de su muerte y es la ocasión más favorable para rendir homenaje a un hombre que amó mucho a su Creador, a su querida Zamora y a todo aquello que pudiera sustentar la belleza.

Yo como discípulo suyo en el Colegio Corazón de María y como aprendiz de poeta me adhiero con todo mi entusiasmo a los diversos actos que sin duda tendrán lugar en su honor.

El primero de ellos se realizará el próximo miércoles 18 de este mes, a las 5 de la tarde, en el Colegio Universitario. No se lo pierdan.