El Fútbol Club Barcelona nunca ha sabido retener a sus grandes figuras. Durante toda su historia hay ejemplos palmarios, comenzando por Ricardo Zamora, al que perdió porque prefirió regresar al Espanyol y, posteriormente, fichar por el Madrid. Este tipo de tránsfuga se ha dado en todas las épocas. Grandes ídolos como Ladislao Kubala y Johan Cruyff salieron del club por la puerta falsa, y ejemplo también incomprensible fue el de Pep Guardiola, que dejó el Camp Nou por el Brescia. La incógnita actual está en Lionel Messi.

El jugador argentino ha hecho unas declaraciones en las que ha dejado caer la posibilidad de marcharse. No es la primera vez que lo hace. En mayo, antes del Mundial, hizo una declaración similar en Rosario. Puso sobre el tapete la cuestión de su continuidad al afirmar que si en el club no le querían acabaría por aceptar la salida.

Messi está en cuestión no solo por sus declaraciones a un medio argentino -siempre se moja en su país-, sino porque existe en la propia sociedad azulgrana el debate a media voz sobre la conveniencia o inconveniencia de mantenerle. Se esgrime el problema de que reclama cada temporada un aumento de salario, al que el club acaba cediendo, y se entiende que su participación en el juego está disminuyendo desde la pasada temporada.

Messi ya no marca tantos goles y no compite con Cristiano Ronaldo para la obtención de los máximos galardones. Da la impresión de que se ha dado por vencido y resignado a un papel secundario. Ha sido destinado a jugar desde la banda derecha y esta posición le parece impropia para su protagonismo y ello lo convierte en discrepante de Luis Enrique. En los medios informativos se ha publicado el dudoso aspecto físico que ha presentado en varias ocasiones con sus vómitos y ello le ha molestado.

Todas estas cuestiones le duelen, pero las más perturbadora es la onda que sostiene la idea de que la mejor habría sido traspasarle al Paris Saint Germain cuando ofreció por él el oro y el moro. Junto a esta desconfianza, que ha crecido, tiene en su pensamiento la cuestión jurídica en la que está inmerso, por sus irregularidades con Hacienda, y de la que se supone que saldrá mal parado. El problema está, momentáneamente, en un juzgado de instrucción de Gavá.

La pelota está en el tejado del presidente del club Josep Maria Bartomeu, que no se atreverá a darle la boleta aunque el traspaso sea conveniente para la economía de la entidad. En el entorno del Barça se da por hecho que la solución de los problemas es aceptar su salida. La directiva tendrá que vender muy bien la operación para que el público la acepte, algo que será muy difícil. La cuestión está dentro de la sociedad con opiniones encontradas. Hasta la fecha, las salidas de grandes estrellas se han acabado digiriendo, pero esta vez será mucho más complicado. Messi ha sido la gran estrella del mejor Barça de todos los tiempos.