Repasando textos con motivo del Día de la Provincia releí una vez más la obra del sayagués Ricardo Ballesteros, y al final, se me ocurrió aventurarme a repasar los títulos de cerca de medio centenar de poesías y aquí saltó la liebre, como se dice por esta tierra, al encontrarme con un título que me sorprendió gratamente, este no es otro que "Iberia" y como es un tema que me arrastra inmediatamente me fui a su encuentro y mi sorpresa no fue menor cuando en tres capítulos, y acercándose a los doscientos versos, nuestro poeta sayagués hace un canto a Iberia y sueña con esa unidad rota de manera tan triste como aviesa, una auténtica necedad histórica que solo se puede entender con la fatua vaciedad de las altas esferas, movidas tantas y tantas veces por los intereses y las intrigas desde fuera.

Nuestro poeta sayagués escribe en esa movida década de los veinte del pasado siglo en la que se unen y se funden todo lo anterior al desembarco de Alhucemas, junto a las inquietudes e inestabilidad, preludio de lo que se avecina con la llegada de la década siguiente. Pero a pesar de ese ambiente de inestabilidad se dejaba sentir en determinados ambientes la añoranza de la unidad ibérica, sin duda por el eco lejano pero vivo de los movimientos iberistas del mundo de las letras.

Llegados a este punto es bueno recordar a aquel Sinibaldo de Mas que allá por el 1850 inicia en la misma Lisboa el movimiento unionista con su revista "Iberia", movimiento que tendrá amplia resonancia en este lado pero siempre silenciada, solo en el campo de las letras se mantuvo la llamada y don Juan Valera fue uno, también responden don Gregorio Marañón, el propio Galdós que no duda en hacerse oír ante el Portugal de su tiempo y el propio duque de Maura se lanza a la palestra. Junto a estos no podemos dejar atrás a don Salvador de Madariaga y nada digamos ya en tiempos mucho más cercanos a López Rodó, que es toda una referencia respecto al tema.

Hoy el tema parece dormido ante las nuevas directrices, fronteras caídas pero firmes y sueños frustrados y la historia delicadamente apartada para que no cree problemas, los sueños encerrados bajo siete llaves, solo queda libre el poeta sayagués que alrededor de aquel histórico 1925 soñó en ese magnífico poema con ese sueño de devolver a Iberia su unidad junto a sus señas de identidad. Seguiremos soñando.