En una ocasión, Hans Küng dijo que «no habrá paz entre las naciones sin paz entre las religiones. Y no habrá paz entre las religiones sin diálogo». Juan José Tamayo ha contribuido notablemente, a través de investigaciones, reflexiones, conferencias y escritos, al desarrollo de un diálogo franco y respetuoso entre las religiones, como parte de la defensa y promoción de los Derechos Humanos. Ha realizado una fecunda producción literaria en el campo del diálogo interreligioso, que valoramos y agradecemos.

El diálogo interreligioso, promovido y desarrollado por Juan José Tamayo, lo visualizamos como una búsqueda de encuentro recíproco, respetuoso y constructivo entre las distintas creencias religiosas y tradiciones espirituales y un aporte a la paz en un mundo en el que los conflictos intra e interreligiosos se intensifican. En su obra «El Islam, Cultura, Religión y Política» destaca la inagotable espiritualidad que encierra esta tradición religiosa. En estos tiempos en que se extiende por el mundo la nube xenofóbica antiislámica, Tamayo señala que el futuro de la humanidad no puede construirse contra el Islam, ni al margen del Islam, sino en colaboración con él, asumiendo la opción por los pobres que encierra esta confesión religiosa.

Juan José Tamayo ha sabido unir la dimensión religiosa con la sociológica, política y ecológica. No las separa. Más aun, incorpora la categoría de la interculturalidad, elaborando un nuevo paradigma: el de la teología intercultural e interreligiosa de la liberación en perspectiva cósmica y de género. Es por eso que su fecundo trabajo, reconocido por su destacada calidad intelectual, busca dar respuesta a los desafíos de nuestro tiempo: la diversidad cultural, el pluralismo religioso, el feminismo, la nueva conciencia ecológica y la lucha contra la pobreza. Y lo hace en diálogo interdisciplinar, desde el lugar hermenéutico de los movimientos sociales que luchan por la construcción de otro mundo posible.

Juan José nos viene a decir «Ni el choque de civilizaciones es una ley de la historia, ni las guerras de religiones son una constante en la vida de los pueblos, ni los fundamentalismos pertenecen a la naturaleza de las religiones. Son, más bien, construcciones ideológicas del imperio y de las cúpulas religiosas para mantener su poder sobre el mundo y sobre las consecuencias de todos los ciudadanos. Construcciones ideológicas que manipulan a Dios, a quien se invoca como aliado suyo, y a las religiones, consideradas expresa o tácitamente como sanción moral en los conflictos».

El diálogo requiere argumentación, como paso necesario en toda búsqueda en un debate que nos lleve a un entendimiento entre las partes. El diálogo es una alternativa clara y firme a los fundamentalismos dominantes en estos momentos. Se puede dialogar entre posiciones diferentes, siempre que no se caiga en actitudes englobadas dentro de lo intolerable, porque lo proseguible son las conductas y no las convicciones.

El último libro de Juan José Tamayo en estos días es «Cincuenta Intelectuales para una Conciencia Crítica» en él nos viene a decir que los intelectuales no deben instalarse cómodamente en la realidad tal como es. Juan José se pregunta cómo deben ser y buscar su transformación. Desestabilizar el orden establecido, despertar las conciencias adormecidas y revolucionar las mentes instaladas. El libro nos ofrece cincuenta perfiles de hombres y mujeres que responden a la idea del intelectual crítico.