Zamora, 25 de diciembre del 2013. Durante la mañana del 24 de diciembre, agonizante el desabrido año 2013 y cuando arreciaba un fuerte vendaval procedente del Atlántico Norte, la famosa ciclogénesis explosiva, el mástil de 18 metros que enarbolaba la enseña nacional, colocado en la plaza de la Marina se vino abajo seccionándose a unos centímetros del suelo. Por fortuna, su caída no causó ninguna desgracia.

El mástil, de fibra de vidrio, fue colocado por unos operarios de la empresa Prodart el día 24 de mayo de 2008 con la previsión de realizar un acto con el izado de la bandera el 7 de junio. Se aplazó para septiembre y a su vez se volvió a aplazar para una fecha posterior. Se facilitó al colocarse información sobre la seguridad en el anclaje del mástil, «como para aguantar casi un huracán». Se detalló que la resistencia de la base era de unos veinte mil kilos cuando la fuerza de la tela de seis por cuatro metros puede ejercer sobre ella se calcula en un máximo de 2.500 kilos. La persona, que no sabemos quién es, que dio esta detallada información aclaró que habría dos juegos de banderas «de quita y pon» con el objetivo de que la «rojigualda» luzca siempre limpia y reluciente, y que cada cierto tiempo un piquete de las fuerzas de seguridad cambiaría la bandera en una sencilla ceremonia de arriado e izado (también se hablaba de colocar gradas para cuatro mil personas y equipo de sonido para el acto inaugural).

El 7 de febrero de 2009 se produjo el izado de la bandera por la Asociación de Reservistas Voluntarios de Zamora sin que el ayuntamiento tuviera conocimiento y no hubiera concedido la pertinente autorización por lo que el concejal de Protección Ciudadana, Francisco Javier González, amenazó con su retirada «por no haber sido colocada con los honores precisos», lo que no llegó a suceder. El 19 de mayo del 2009 se produce el acto de izado oficial y homenaje a la bandera.

En una anterior ciclogénesis, el 18 de enero de 2013, el viento hizo jirones la bandera que posteriormente fue sustituida por los reservistas.

Hasta aquí, más o menos, el relato público y publicado de las vicisitudes que ha tenido este mástil de 18 metros que ha enarbolado el símbolo de la nación española durante los 67 meses que ha permanecido erguido.

Como responsable de Acción Institucional de Unión Progreso y Democracia en Castilla y León quiero hacer las siguientes consideraciones:

1.- Aceptamos con convicción que como dice el artículo primero de la Ley 39/1981 por la que se regula el uso de la bandera de España y de otras banderas y enseñas «La bandera de España simboliza la nación, es signo de soberanía, independencia, unidad e integridad de la patria y representa los valores superiores expresados en la Constitución».

2.- Consideramos que es perfectamente legítimo que pudiera cuestionarse en su día y por distintas razones la iniciativa de colocar un mástil para enarbolar la enseña nacional de estas características en la capital zamorana. Sin embargo, denunciamos que es vergonzoso e inadmisible que los sucesivos gobiernos nacionales de los partidos Socialista y Popular no hayan tenido la autoridad suficiente desde hace tanto tiempo para hacer cumplir la ley en aquellos lugares, todos los conocemos, donde se ha incumplido sistemáticamente el artículo tercero de la citada Ley de Banderas, que en su primer punto dice que «La bandera de España deberá ondear en el exterior y ocupar el lugar preferente en el interior de todos los edificios y establecimientos de la Administración central, institucional, autonómica, provincial o insular y municipal del Estado».

3.- Que una vez aceptado, de hecho o de derecho, por el Consistorio zamorano la colocación del símbolo de la nación y de forma tan notoria, algo a lo que podía haberse opuesto ya que no es algo ni obligatorio ni necesario, resulta inexplicable que esta institución no se haga cargo de su mantenimiento y que se deje en manos de la buena voluntad de la Asociación de Reservistas y Voluntarios de Zamora. Así resulta igualmente sorprendente que desde la Subdelegación del Gobierno no hayan velado por un mejor mantenimiento ni tampoco aparentemente hayan ofrecido para ello la colaboración de la Administración central del Estado. Si hubiera una rutina de mantenimiento oficial, si se hubiera arriado la bandera a su debido tiempo ante el pronóstico meteorológico, no habría ocurrido esto.

4.- Que tenemos dudas en que la instalación ya del mástil se hiciera con todas las pertinentes autorizaciones municipales y que desconocemos del estado jurídico que la instalación ha mantenido hasta la fecha. Esto es muy importante de clarificar. Por fortuna no ha ocurrido ninguna desgracia pero queremos conocer si la situación del susodicho mástil está cubierta por coberturas de responsabilidad civil del Ayuntamiento.

5.- Así mismo queremos conocer quién ha pagado los 4.500 euros que al parecer costó la instalación (o el coste que realmente haya tenido) y su desglose por partidas, si el Ayuntamiento cuenta con factura a su nombre y si ésta ha sido ya abonada por el mismo, y en el caso de no haberlo hecho si esta factura se ha incluido en el plan de pago a proveedores. Esto también es importante para intentar ejecutar la garantía que suponemos que aún cubre esta rotura ya que en mástiles similares hemos comprobado que la misma se extiende hasta los diez años.

El caso es que no hizo falta un huracán sino que bastó un ciclón para que el mástil de La Marina no aguantara y diera con la enseña en una superficie fría, mojada y barrida por ráfagas de viento.

Inacción, falta de diligencia, cortoplacismo, incompetencia, desgobierno, permisibilidad ante el incumplimiento de la ley, falta de división entre los poderes del estado, corrupción, uso de las instituciones al servicio de intereses privados, ley electoral injusta, trabas al pluralismo político, recortes de derechos y libertades, desigualdad legal y falta de seguridad jurídica, injusticia social, falta de unión y solidaridad,... muchos son los vientos que parecen confluir para tumbar los valores proclamados en la Constitución y que el estado debe amparar con gobernantes ocupados únicamente en el servicio a la ciudadanía. Son los ciudadanos los que tienen que ser conscientes de que suya es la responsabilidad de defender sus derechos y libertades, suyo es el poder de elegir a quienes mejor representen el interés general. Esa es nuestra bandera, la democracia constitucional; esa es la patria y la nación.

(*) Responsable de Acción Institucional Gestora Territorial de Castilla y León de UPyD