Estimo y observo que desde hace un tiempo, como lector asiduo de La Opinión-El Correo de Zamora, se cuentan historietas desde la transgresión de la evidencia histórica del Reino de León; preveo un afán de exacerbar un falso leonesismo que no se atiene más que al principio implícito de hacer demagogia política. Amo a mi tierra y quiero conocer su historia porque el presente se fundamenta en el pasado, pero no quisiera ser un siervo al servicio de aquellos señores feudales que tenían poder sobre vidas y haciendas, que se mataban entre padres, hijos y hermanos para ser más poderosos en castillos, ciudades y vasallos. Hace tiempo que leí «Los santos inocentes», de don Miguel Delibes, y perdí la ilusión infantil conociendo, por mis apellidos, que mi sangre no era muy limpia y mi estatus social hubiera sido penoso.

Con respecto a la historia, sabemos que los documentos escritos son los datos que testifican y definen la historia. No son las historietas de oídas por mucha antigüedad que tengan, ni los cuentos novelados e historiados que se citan como fundamento para crear diferencias entre los pueblos de España, esos son cuentos chinos. El Reino de León que se pretende reivindicar como algo fundamental y transcendente, fue tan efímero que duró desde el año 911 al 1230. Desde que Fernando III puso en sus estandartes el león rampante, León se incorporó a Castilla y, después de un tiempo, fueron sus normas y leyes, una sola nación.

¿Qué patria o patrimonio reclaman? ¿Cuál es su derecho? Y si reclaman una demarcación física que determine un país, ¿por qué solamente León, Zamora y Salamanca? Dejen de jugar a algo tan peligroso como buscar divergencias. Seguro que, sin buscar, hasta las hay de barrio a barrio en cada ciudad.

Y es muy de lamentar que, desde su leonesismo delirante, nos quieran usurpar a los benaventanos el hecho más importante de la Reconquista, la firma de la Concordia de Benavente, en diciembre de 1230. Podrán decir que fue una impugnación del Testamento de Alfonso IX, pero, de hecho y por los datos que se tienen, fue más bien una compra y recuperación de los derechos del rey castellano Fernando III, como hijo mayor y heredero único al Reino de León.

Al respecto de estas historietas y otras más, decía don José Ortega y Gasset: «Las gentes más "cultas" de hoy padecen una ignorancia histórica increíble. Yo sostengo que hoy sabe el europeo dirigente mucha menos historia que el hombre del siglo XVIII y aun del XVII».

Y recuerden que pretender que hasta el león que figura en el escudo regio desde Fernando III sea motivo de personal realeza es una simpleza al estilo de la del Exm. Sr. diputado andaluz que pretendía quitar de la Alhambra el yugo y las flechas por franquistas. Hasta la granada figura con todos los reinos en el escudo de España. Cada rey, en su escudo, expone sus títulos y propiedades; y desde Benavente, el león rampante se inscribió en el escudo del rey santo. Desde que se inició el archivo de Simancas, después del siglo XIII, toda la historia común está documentada y archivada.

Deberían buscarse otras historietas para seguir partiendo España, ya está bien de las luchas tribales de siempre, de tanto provincianismo, que eso es, ni más ni menos, lo que nos enseña la historia. Es que no tenemos bastante con los reinos, naciones y países catalanes y vascos.