Hay muchas formas de calificar el comportamiento de algunos políticos de este país. Una de ellas da título a esta reflexión, que nace de la perplejidad y la indignación.

Tal es el caso de Óscar López, el ya tristemente famoso secretario de Organización del PSOE y también portavoz socialista en las Cortes de Castilla y León. Su nefasta gestión de la moción de censura en el Ayuntamiento de Ponferrada ha hecho aflorar la incompetencia, la estulticia y la estupidez de este tonto básico.

Ya sabemos en Castilla y León de las formas de este ínclito representante del fondo de armario del aparato de Ferraz. Ha dejado señales de su proceder en numerosas ocasiones. En todas ellas salieron beneficiados, con cargos y otras prebendas, amigos y leales servidores(as) y perjudicado el partido socialista, sus resultados electorales y los ciudadanos de esta región, que son los últimos afectados de las decisiones del tonto básico y sus secuaces.

Es triste y nefasto para la izquierda española comprobar, un año tras otro, que el instituto de formación socialista Jaime Vera saca siempre políticas y políticos cortados por un mismo patrón: sosos, aburridos, monocordes, obedientes y muy torpes. Supongo que al estilo de sus maestros y programadores: Jesús Caldera, Elena Valenciano, Hernando, Simancas, Óscar López y otros doctores de las fundaciones para la mejora del pensamiento progresista como Jesús Mulas, alias Amy Martin. Los alumnos y alumnas deberán presentar un perfil suave, de tonos neutros, que combine fácil con cualquier complemento y en cualquier circunstancia. Así, aprenderán a justificar cualquier atropello del líder, aunque sea la santísima igualdad o la purísima libertad de expresión, serán capaces de argumentar que nuestro secretario de organización ha sido valiente reconociendo su error, mentirán a sabiendas, igual que el jefe, para que mintiendo muchos muchas veces llegar a la verdad que a todos interesa: «quitar de la política a un acosador condenado».

Resulta extraño que los estilos más juveniles resulten también anodinos, desvaídos, diría que un pálido reflejo de los patrones adultos. La organización Juventudes Socialistas no alcanza ni para ser coherente con su simple nombre.

Las propuestas y declaraciones de sus dirigentes resultan patéticas, suenan a componenda con los mayores, a recitado de argumentarlo estéril y repetitivo. Se muestran incapaces de plantar cara a las incoherencias y contradicciones de los cargos y gobernantes del papá partido. Parecen estar haciendo la pelota al que les pueda poner en puestos de salida de una convocatoria electoral o les incluya en alguna ejecutiva. En fin, que ellas y ellos también quieren vivir de la política.

Castilla y León cuenta con un amplio muestrario de jóvenes dirigentes que han alcanzado el preciado maná: Javier de Paz, amigo de Zapatero y seguramente millonario, que de la organización juvenil ha llegado a ser alto ejecutivo de no sé cuántas empresas públicas o semipúblicas, Ana Sánchez, con estudios de 1º Derecho según escuela de Pepino Blanco, y un basto desparpajo ha sido concejal, senadora y ahora procuradora liberada, David Jurado, jovencísimo procurador que simula disentir de sus compañeros de bancada, y algunos otros que ocupan cargos orgánicos para trasladar las instrucciones del protector con ciega y virulenta obediencia.

Creo que los ciudadanos de este país no se darían ni cuenta si desapareciera de las pasarelas de la política nacional semejante organización juvenil «viejuna».

El tonto básico y sus leales no se dan cuenta de lo irrelevantes que son para la ciudadanía. Sus proclamas, misivas y titulares llegan a los medios de comunicación pero no a la conciencia de las personas. Su lenguaje ortopédico, de lengua de madera, causa rechazo y repugnancia. Repiten mantras como si el pueblo fuera idiota.

Nadie les presta atención, no tienen ninguna credibilidad. Apenas sí captan el interés cuando deciden salvar al mundo de los malos, como en Ponferrada, y no solo no salvan a nadie sino que se condenan ellos mismos. Y lo que es peor, condenan a la sociedad a seguir sufriendo al tonto básico, síntoma indudable de la corrupción de la política. Si hace falta cierran filas en torno al líder hasta el ridículo. Vean el comentario de un procurador zamorano en la última ejecutiva del PSOE de Castilla y León:? «has cargado con una cruz que no es la tuya, es de todos nosotros», propio de un pelota servil e indigno que nos avergüenza en un representante democrático.

Descalifican al que es crítico, se le margina o se le acusa de perjudicar al partido en vez de atacar al adversario. Cuando se pide un cambio de personas en la dirección de la organización se reacciona cerrando filas con el líder Rubalcaba, rechazado por más del 80% de la ciudadanía. Además, la mayoría de sus lugartenientes no tienen otro oficio, no saben qué significa ganarse el sueldo en un trabajo fuera de la política. Es el caso de Valenciano, Óscar López, Madina, Hernando, ... etc, líderes que no han conocido la zozobra del trabajo precario, del jefe o del horario insoportable, no digamos del paro.

Por todo esto, las personas de izquierdas de este país debemos levantarnos, revelarnos contra el uniforme que nos quiere poner el tonto básico, ya se sabe que: «Un tonto hace ciento si le dan lugar y tiempo».

(*) Profesor de Filosofía y Ciudadanía,

Exmilitante del PSOE