El anunciado cierre de la planta de Alstom en Coreses supone la puntilla a otro supuesto El Dorado económico que acaba en cenizas, una burbuja más, la de las energías renovables, estalla dejando como triste herencia el drama del paro para más de doscientas familias zamoranas entre empleos directos e indirectos.

Al calor de las primas y bonificaciones que comenzaron con el Gobierno de José María Aznar, en 1995, florecieron molinos y plantas fotovoltaicas por el paisaje de la provincia. Unidos a la producción energética de las conocidas como renovables surgieron prósperos negocios y, casi al mismo tiempo, comenzaron a proyectarse sobre el sector algunas sombras de especulación. En el caso de las fotovoltaicas, los fantasmas se encarnaron en el escándalo de las presuntas tramas de tráfico de influencias que salpicaron a altos funcionarios de la Administración regional, todavía hoy pendientes de solución judicial en el caso de Zamora. El segundo aldabonazo lo protagonizó la que se autocalificó como octavo fabricante mundial de componentes fotovoltaicos y exponente de últimas tecnologías: Pevafersa, en Toro, reveló en poco tiempo sus deficiencias de gestión hasta concluir, el pasado año, con el cierre y la subasta de los bienes que quedan a su nombre. Más de 400 familias de Toro se han quedado en la calle y esperan, desde hace medio año, cobrar la indemnización que les pertenece.

Más sólida se mostraba la fábrica de Coreses inaugurada hace poco más de diez años, dedicada al montaje de componentes para los molinos de los parques eólicos. Torres Altamira se puso en funcionamiento mediante una sociedad en la que participaban la catalana Ecotécnia y el grupo Mondragón en el año 2002. En 2007, la multinacional francesa Almston se convirtió en la propietaria tras adquirir a la catalana. Incluso en plena recesión, el pasado año, de la factoría de Coreses salieron las torres de mayor envergadura fabricadas con destino a los nuevos paraísos eólicos: Brasil y Argentina. La decisión de Alstom supone una sorpresa a medias: el drástico recorte en las primas aplicadas por el Gobierno español al sector ha tenido como consecuencia inmediata la paralización de la construcción de más parques eólicos. Los productores involucrados en grandes inversiones culpan al ministro de Industria de incumplir los acuerdos firmados tanto con los Gobiernos de Aznar como del socialista Zapatero sobre el mantenimiento de las primas que, en cambio, afirman, se mantienen en otros países europeos como Alemania o Austria.

Las primas a la producción de las renovables han sido la piedra de toque en la reorganización del sistema eléctrico español. El Gobierno achaca a las bonificaciones el crecimiento del déficit tarifario que al final se acaba resolviendo por la vía a priori más fácil: la subida del recibo al consumidor. Los productores eólicos, entre ellos varias empresas zamoranas, defienden las bondades de la energía producida por el viento y reprochan al Ejecutivo de Rajoy haber cambiado las reglas del juego sin previo aviso en beneficio de las grandes empresas eléctricas, lo que se habría traducido en una desregulación del sector y la huida de las inversiones hacia horizontes más propicios: América del Sur y África del Norte.

Parece claro que no se trata de una crisis de viabilidad de Almston: el mismo día en que la multinacional francesa anunciaba la clausura tanto de la fábrica zamorana como de la coruñesa de As Somozas, su cotización en Bolsa subía un 1,22%. Ello, en una jornada marcada en los mercados por los números rojos tras los catastróficos resultados electorales de Italia. Todo apunta a que, simplemente, el negocio cambia de ubicación y la francesa solo conservará en España la factoría de Navarra donde fabrica los motores de los molinos, más cercana geográficamente a la central de Barcelona.

Casi al mismo tiempo que Almston cierra las puertas en Zamora abre su nueva factoría en Brasil, donde el Gobierno ha impuesto la contratación de personal del país. Una decena de zamoranos de Coreses se han desplazado hasta allí con la primera intención de enseñarles a sus colegas brasileños el sistema de fabricación nacido y perfeccionado en la factoría zamorana. Puede que algunos se queden allí definitivamente una vez que su puesto de trabajo se ha volatilizado. Ese es un segundo drama asociado al pinchazo del sector de las renovables: se pierden puestos de trabajo cualificados y esos empleados que van al paro raramente podrán encontrar la misma oportunidad sin salir de su tierra de origen. En la provincia de Zamora se contabilizan 27 parques eólicos con una potencia de unos 500 megavatios. Es la tercera de toda una potencia eólica, Castilla y León. Pero como sucedió ya con las presas construidas en los ríos zamoranos, el valor añadido de la producción energética se lo lleva el viento, en este caso, literalmente.