No me equivoqué, se dirá Sánchez Gordillo, alcalde famoso de Marinaleda: Esto de la Justicia es un cachondeo. ¡Salvado por las termitas!; ¿no parece motivo burlesco de sainete? Ya no habrá juicio por las viviendas construidas (presuntamente) en zona verde porque el fiscal se ha quedado sin argumentos sólidos: los papeles referentes al caso fueron devorados por las termitas en el juzgado donde hace años comenzó la investigación del gatuperio. Si había delito, ha quedado impune, pues a tanto ha llegado el poder destructivo del diminuto y voraz comejón. Es bien sabido que esta especie de marabunta invisible solo necesita tiempo para acabar con la madera y el papel de un edificio. La administración de Justicia, remolona por demás, había facilitado a las termitas tiempo sobrado para el largo festín de legajos polvorientos apilados año tras año. El caso, asombroso y rigurosamente cierto, debe considerarse único y no puede repetirse como disculpa de ulteriores tentaciones de impunidad para las corrupciones y corruptelas que sin solución de continuidad afloran a la plaza pública; son los males que oculta -hasta que se descubren- nuestra apestosa «Caja de Pandora».

De impunidad se ha hablado al conocerse la solución pactada del caso Pallerols, uno de los muchos enjuagues de la clase política catalana que no han llegado a verse en juicio público. El acuerdo, pendiente de su aceptación por la Audiencia, ha sido posible porque los acusados han asumido su culpabilidad en el fraude y han devuelto los 388.483 euros del ala. Muchos de nuestros conciudadanos -y con ellos el ministro Montoro- se darían por satisfechos con la recuperación de todos los dineros defraudados al fisco; no les importaría encontrarse a los defraudadores paseando la calle en libertad. Ninguno de los procesados en el caso que nos ocupa irá a la cárcel; tampoco se verá obligado a soportar penosas sesiones ante un tribunal, ni humillantes y reiteradas comparencias mediáticas; con razón el político pillado en corrupción y especialmente si es de derechas, siente verdadero horror a la pena de pantalla donde se ve desnudo de la fama que acaso un día tuvo; bien puede considerarse como hombre caído a los pies de los caballos. En verdad el empresario Pallerols y su cohorte de políticos de Unió no han salido perjudicados por el acuerdo; pero el partido del conspicuo democristiano ha sido el primero en reconocerse corrupto ante la justicia; puede consolarse culpando a la mala suerte; los demás partidos la han tenido complaciente hasta ahora, pero un día cualquiera les llegará su San Martín; tanto va el cántaro a la fuente que un día se descuida la moza y... Se equivoca o se malicia quien afirma que el pacto urdido en el proceso Pallerols entre acusados y fiscal ha significado un caso anormal en la administración de justicia; se trata de un procedimiento de frecuente recurso. Sin embargo, las innegables connotaciones políticas han despertado suspicacias sobre la intencionalidad de la solución, ciertamente satisfactoria para Duran i Lleida; en opinión de avezados comentaristas el líder de UDC es baza fundamental del Gobierno frente a la deriva separatista del enloquecido presidente Artur Mas en opinión de avezados comentaristas.

Volvamos a las termitas supuestamente salvadoras de Sánchez Gordillo, otro que tal baila, diría mi abuela. La termita voraz en la oscuridad se nos antoja metáfora del político que, sumido en el despilfarro y la corrupción, se aprovecha de las hormiguitas esforzadas en el trabajo y sacrificadas en el ahorro. Y las hormigas se van cansando de tanta termita voraz.