Se sigue hablando de la entrevista de Hermida al Rey en TVE. La verdad es que ni el día ni la hora elegidos resultaban demasiado propicios para un éxito de audiencia, pero aun así fue el programa más visto en la noche del pasado viernes, si bien seguido muy de cerca, demasiado, por la telebasura que vomita Tele5. Significativo, o no tanto, en un país tan eso: diferente. Claro que, por otra parte, el hecho de que fuese el ya jubilado y muy conocido Hermida, de la quinta de don Juan Carlos, el elegido para hacer las preguntas, ya daba a entender, sin disimulos, el tono «light» del espacio.

Como así fue. No podía ser de otro modo y nadie podía esperar una entrevista en profundidad al monarca. El programa se realizaba, seguramente, como una obligada réplica de la Casa Real a las últimas encuestas sobre el régimen monárquico español, no todas coincidentes en sus resultados pero alguna de ellas muy desfavorable. Significativo, también, o no tanto, sabiendo como se sabe que los sondeos pagados suelen beneficiar y servir a los intereses de quienes los encargan. Pero sea como fuere, la imagen de la Familia Real ha sufrido un deterioro evidente en este último año, del que se recupera, según algunos, y que continua acusando según otros; depende de donde procedan las informaciones al respecto.

Por lo demás, nada nuevo hubo en la entrevista, nada que no quedase ya expresado hace bien poco en el mensaje de Navidad. Don Juan Carlos criticó las políticas rupturistas, calificó de grave la situación económica y aseguró encontrarse en forma, con ganas e ilusión. Nada nuevo, pues, sin ninguna alusión a otras cuestiones de actualidad, conforme a lo pactado según cabe suponer. No era más que un nuevo intento, con motivo de cumplir el Rey los 75 años de edad, para intentar mejorar la imagen de la institución, que está siendo puesta en candelero ahora, constantemente, aprovechando la menor oportunidad. Por lo de su viaje a Botsuana, donde se fracturó la cadera, el monarca pidió perdón. Y cabe discutir por qué tenía que hacerlo, por qué no podía salir de vacaciones como cualquiera, y disfrutar de un viaje de ocio sin tener que dar explicaciones públicas y pedir disculpas.

Pero se comprende la inquietud, pues según una de esas encuestas, en este annus horribilis el Rey ha bajado seis puntos en la apreciación de la gente y solo el 54 por ciento apoya actualmente la monarquía, mientras el 41 por ciento la rechaza. Lo que supone que los mismos que desprecian, suspenden, y no valoran a los políticos ni en el poder ni en la oposición, piensan en una república como solución y con uno de estos políticos en la presidencia del Estado. Tremendo error de apreciación. Olvidan que don Juan Carlos ha sido el Rey que trajo y mantuvo la democracia, que mientras los demás se escondían él salió a dar la cara cuando el golpe del 23-F, y que ha sido y sigue siendo el símbolo de la nación, lejos de partidismos, reinando pero no gobernando, y siempre el mejor embajador de España, ante el que se abren en el mundo puertas de todo tipo que no serían capaces de abrir los politicastros de ahora, a los que fuera se ningunea tanto o más que en casa. Más nos vale que el Rey pueda seguir reinando.