Nueva pausa en el culebrón del Plan de Urbanismo al que, por supuesto, seguirán bastantes capítulos todavía, por más que tanto el desarrollo como el final del asunto, son previsibles. Tanto como lo han sido las reacciones a la denuncia del presidente de los promotores inmobiliarios zamoranos sobre las recalificaciones contempladas en el Plan, que no han sido, al fin y al cabo, otra cosa que reiterar lo que desde los grupos de la oposición municipal se dice, y lo que muchos ciudadanos piensan.

Desde el Ayuntamiento de la capital, y como se preveía, el edil de Urbanismo ha acusado a Román Rollón de actuar como venganza por la paralización de una de sus licencias de obras en las que se detectaron irregularidades. Viene a ser lo mismo que dijo la alcaldesa cuando se refirió a los intereses privados del presidente de los promotores. Y hasta estos mismos, los promotores, si no todos sí en su mayor parte, se han dado prisa en desautorizar a Rollón asegurando que sus denuncias han sido hechas a título particular. No hay que tener mucha imaginación para saber de dónde ha surgido tan rápida iniciativa defendiendo al PP. Pero el caso es que el presidente se ha quedado sólo con sus denuncias, en las que se ratifica, aunque asegure que se siente respaldado por la asociación.

Luego están los partidos de la oposición, con IU apoyando la acusación y ofreciéndose ante la Fiscalía para lo que se pudiese necesitar, a la vez que exige que el asesor de Urbanismo de la alcaldesa, que no es otro que el anterior concejal del ramo, Jesús Rodríguez, sea cesado en su cargo por una cuestión de ética dado todo lo que está sucediendo y puede suceder. Los del PSOE, por su parte, culpabilizan y responsabilizan de las recalificaciones, del Plan de Urbanismo, y de la situación, al PP tanto como a Antonio Vázquez e insisten oficialmente en la creación de una comisión de investigación en el Ayuntamiento, dado que todos comparten las mismas sospechas de información privilegiada y tráfico de influencias en las recalificaciones del Plan. Falta únicamente la opinión de los independientes, y aunque desde Adeiza se ha manifestado siempre -y se incluye en su programa electoral- su total rechazo al actual Plan, se espera un pronunciamiento sin ambages ni abstenciones sobre el asunto.

Quedaba la Fiscalía, pero como no hay pruebas ello significa que no hay nada, ya que como ha recordado el fiscal unas meras sospechas no dan pie a una investigación de oficio, como han reclamando el presidente de los promotores y los partidos de izquierda. Se necesitaría una denuncia con datos más concretos y precisos de presuntos hechos que pudieran constituir delito. Pero en conjunto, al equipo de Gobierno municipal se le van cerrando las salidas en este asunto del Plan de Urbanismo, lo mismo que en el caso de la extraña adquisición de un edificio municipal, y todo parece dar a indicar que aunque aquí nunca pase nada, ambos proyectos, envenenada herencia del anterior alcalde, no van a prosperar y habrá que partir de cero. Aunque se tenga la sospecha -otra- de que sólo con un voto más, con la mayoría, las recalificaciones, el Plan, y el edificio, hubiesen seguido adelante tal y como están.