A bote pronto, ¿quiénes entre sus jefes, profesores o familiares lo defenderían, si cargara contra usted un psicópata armado con un rifle de asalto? Todos identificamos, sin necesidad de ponerlos a prueba, a los gestores que saltarían por la borda como el capitán Schettino del Costa Concordia, dejándonos a merced de las balas, y por cierto que este comportamiento se nota en la marcha renqueante de sus organizaciones. Entre los casos dubitativos, algunos también nos abandonarían y los menos se jugarían el pellejo hasta la inmolación. Así ha ocurrido en la escuela de Newtown, donde hubo maestras que protegieron a sus alumnos y se enfrentaron al asesino, perdiendo la vida en el intento. Por cierto, ¿qué haría usted, si tuviera que elegir entre huir o poner a salvo a seres más débiles? Cuidado con los recortes en educación, reza la ley de Newtown. Las humildes profesoras de salario ajustado han demostrado con su vida que los vínculos con los alumnos -ni genéticos ni sentimentales- poseen más fuerza que una relación contractual o biológica. Al margen de la inteligencia de refugiar previamente a los niños, no han actuado por encima, sino más allá de cualquier deber. No proliferan ejemplos similares en las restantes parcelas profesionales o económicas, muy respetables y mejor pagadas. ¿Le suena el caso de algún banquero que haya sacrificado su sueldo para rescatar a sus inversores? Los Gobiernos insisten en privatizar, para degradar a profesiones cuyo contenido desborda los límites de una relación laboral. Quieren neutralizar las ataduras que fortalecen el tejido social. El enfermo no es uno más para el médico, ni el alumno para el profesor, ni el lector para el periodista. Todos ellos se entregan a quienes atienden y a quienes los atienden, una carga adicional fácil de aliviar sin más que cambiar de trabajo. Las maestras muertas revalidan la ley de Newtown, y conviene recordarlo someramente aunque el guion exija concentrarse en la figura de los psicópatas, más abundantes que los jefes que se sacrifican por sus subordinados.