L aya sigue escribiendo su propia historia desde la perseverancia, sencillez y honestidad de sus gentes. Parece que fue ayer, sin embargo, han pasado 715 años desde que el día 12 de septiembre de 1297, jueves, los reyes de Portugal, don Dinís y doña Isabel (antes princesa de Aragón y luego Santa) y el de Castilla, Fernando IV «El Emplazado», junto a su madre María de Molina (su padre Sancho IV ya había fallecido) y de su tío, el infante don Enrique, rubricaba y prometían «de buena fe» y juraban «sobre los Santos Evangelios» tener, guardar y cumplir lo acordado en el «Tratado de Alcañices» que marcaban la frontera entre España y Portugal

La frontera más antigua de Europa se ha mantenido inalterable durante siglos, aunque no siempre en paz, con invasiones entre los dos reinos y luchas entre la Archidiócesis de Braga y el Arzobispado de Compostela que disfrutaron durante épocas distintas de las Vicarias de Alba y Aliste hasta pasar a la Diócesis de Zamora.

Alistanos y trasmontanos han sido un ejemplo a seguir de sentido común durante más de siete siglos, quizás siguiendo la estela que les marcó su amada reina, Santa Isabel, aquella nieta de Jaime I «El Conquistador» que antes de conocer a su propio esposo Dinís, con el que se había casado por poderes, les conoció y aprendió a querer en la romería de la Riberiña camino de Coimbra. Ahí siguen las marras, marcando la Raya, espejo de respeto mutuo. Bien es verdad que dado su volumen y peso, para llevárselas a cuestas no está la cosa.

Nuestra Raya, como los ríos y montañas, muchas veces fronteras naturales, en el caso de Aliste y Tras Os Montes, han terminado por convertirse en punto de encuentro y unión, social, religiosa y comercial. Las romerías de «La Luz», «La Salud», «La Riberiña», «El Nazzo» y «Fátima» así lo demuestran. Alistanos y trasmontanos de la frontera, nacida para separar, un vinculo de unión. Sabia decisión.