Ya se frotaba las manos, oliendo sangre, la prensa deportiva de Madrid, en su declarado acoso a José Mourinho, el entrenador que en dos temporadas y media lleva ganados tres títulos y los tres directamente contra el Barcelona. Pero la contundente victoria del equipo campeón de Liga en el derbi ante el Atlético de Madrid, que incluso pudo haber acabado en fácil goleada de no haber mediado la madera ante dos tiros impresionantes de un extraordinario Cristiano Ronaldo, ha producido el fracaso por ahora del denodado empeño destructivo con que la jauría, afilando los dientes, arremete contra el técnico blanco y por consecuencia contra el propio Real Madrid, en un acto de cainita traición.

Así que de momento habrán de atemperar su acoso con finalidad de derribo inmediato. Pero solo va a ser eso: un momento, y puede que ni siquiera eso, pues las manipulaciones, las tergiversaciones, las mentiras y falsedades, la campaña contra Mourinho, en fin, no se ha detenido. Porque así como a la prensa deportiva de Barcelona todo le vale para justificar y unirse a su equipo, para ensalzarle, animarle y apoyarle, a la madrileña todo le sirve, al contrario, para denigrar al entrenador, a Cristiano, su mejor jugador, y a los futbolistas portugueses del club -¿racismo?-. Todo lo cual solo vale para desestabilizar al equipo, que se resiente de esta situación incomprensible que le está tocando sufrir.

Lo peor es que nada de eso es nuevo en el Real, porque en Madrid ha sido siempre su prensa deportiva la que ha puesto y ha quitado presidentes, técnicos y jugadores. Una presión terrible que ha hecho que muchos que tenían demostrada su valía o la demostraran luego tuvieran que hacer las maletas, como lógicamente acabará ocurriendo no tardando con lo que han dado en llamar demagógicamente el clan de los portugueses, con Mourinho como pieza más codiciada de la cacería. Solo los cultivadores del «buenismo», esos que cultivan la amistad de quienes cubren la información a base de someterse a sus exigencias y admitirles en sus parcelas de poder, tienen garantizado el apoyo de la prensa deportiva.

El acoso contra el entrenador parece ser que comenzó cuando Valdano, el argentino de las milongas, oscuras algunas, fue cesado en su cargo de director deportivo para dar a Mourinho todos los poderes, como era lógico y natural, en una acertada decisión del presidente Florentino Pérez, un hombre que desde siempre ha querido mantenerse lejos de los focos, conocedor de lo que se cuece en ellos. Y como quiera que el luso limitara y pusiera coto a la situación anterior, pronto se le tiraron a la yugular desde la izquierda mediática en la que el argentino colabora y a la que siempre ha estado muy unido.

Lo peor es que, poco a poco, la campaña contra Mourinho ha ido prosperando y a ella se han ido uniendo otros medios, cada vez más y sin disimulos, aunque aún resten quienes le defienden. Pero, sobre todo, le defienden los aficionados del Real Madrid, como han demostrado con sus aplausos, pancartas y gritos de aliento, no dejándose engañar por una estrategia miserable destinada a acabar con el técnico luso y recobrar cotas de poder y mangoneo en el club. Aunque ello sirva para allanar el camino al Barcelona.