Dice el maestro Juan José Millás, que construir Eurovegas en Madrid es una gran barbaridad, un sindiós. Cree el maravilloso escritor que no hay gente con dinero en España para llenarlo. Es posible. Pero no se engañe, que los casinos de Las Vegas tampoco viven exclusivamente de los americanos.

Yo creo, por el mismo razonamiento de Juan José, que debe construirse el complejo de ocio. Que es una bendición para la capital porque dará trabajo a cientos de miles de personas que, aunque no tienen dinero para jugar, tendrán trabajo para comer.

Seguramente si Eurodisney-París hubiera tenido que sobrevivir con la sola entrada de los franceses, a estas alturas estaría cerrado. Pero miles, millones tal vez de españoles, sin ir más lejos, han visitado ese parque de ocio blanco. ¿Por qué no pensar que franceses, alemanes, ingleses, rusos o caucasianos también podrán venir a visitar nuestro parque, con todo lo que ello conlleva de negocio?

Yo creo que lo peor que puede sucederle a una crisis es volverle la espalda y esperarla de brazos cruzados. Si el parque da los trabajos que promete, es muy gratificante.

Los detractores dicen que traerá prostitución y delincuencia. Como si Madrid no fuera ya, en muchas de sus calles y parques, un enorme prostíbulo. Ocurre que, a menudo, en esto, tenemos una doble moral. No nos gusta que las chicas de lengua larga y falda corta estén merodeando por ahí, pero los que tienen dinero las reclaman y acuden solícitos a sus jaulas de oro donde permanecen recluidas esperando el aliento de los sacerdotes de la moral que comulgan con niños todos los días.

Eurovegas no traerá a Madrid más problemas que los que se derivan de las grandes mafias de la droga, que a diferencia del complejo no traen trabajo y sí mucha muerte.

Si los que están contra Eurovegas de Madrid estuvieran contra los casinos de Montecarlo, Estoril o Madrid, les llamarían necios. Yo digo que sí al proyecto que traerá más empleo, más movimiento económico para que Madrid siga siendo la locomotora que tira de todas las arruinadas Españas. Al menos hasta que se le hinchen las narices y pida la independencia.

¿Acaso es peor un centro de ocio que llene de trabajo el lugar, que un centro de tortura como son las cuencas mineras donde sufren y mueren hombres llenando de sangre y sudor nuestras tierras? ¿Por qué sí a las minas matadoras y no a los viciosos casinos?

Según los últimos datos, el número de turistas que Eurovegas podría traer a Madrid rondaría los cinco millones anuales y el número de puestos de trabajo estaría en el entorno de los 250.000. Muchos turistas y muchos puestos de trabajo como para andar cogiéndonosla con papel de fumar.

La plataforma catalana anti Eurovegas en el bajo Llobregat está de enhorabuena. Los magnates americanos han elegido Madrid. Pero el Gobierno catalán no se da por vencido y, convencido de las excelencias y del empuje económico que supone el proyecto, ya está dando los pasos para montar un ente similar en Cataluña. Supongo que la plataforma volverá a reactivarse.

Lo lamentable de todas estas plataformas que están en contra de este tipo de negocios es que no proponen nada a cambio. Ninguna fórmula mágica para proporcionar empleo sin manchar de vicio el territorio, ninguna manera de mejorar la vida ciudadana, ninguna forma de sostener el sistema de pensiones sin cotizantes? Así cualquiera protesta. Así cualquiera se pasa la vida protestando.

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