El miércoles asistí a una conferencia sobre el sistema penitenciario y los programas de inserción social, impartida por Juana Ramos en la Facultad de Ciencias Sociales, de la Universidad de Salamanca. La conferencia era la fase previa de la visita al centro penitenciario de Topas que el viernes iban a realizar los alumnos del Máster en Servicios Públicos y Políticas Sociales. Entre las cuestiones que trató Juana Ramos hubo una especialmente sensible que hizo remover al auditorio. Se trataba de reflexionar sobre si era justo o injusto que los presos de Topas o de cualquier otro centro penitenciario de España tuvieran ciertas comodidades en el interior de las prisiones, además de poder estudiar alguna carrera universitaria, trabajar en los talleres, realizar actividades lúdicas o practicar deportes en las instalaciones deportivas. La postura de la conferenciante fue muy clara: los presos tienen reconocidos todos los derechos, salvo uno: disfrutar de la libertad. Recuerdo sus palabras con mucha nitidez. Y por eso quiero compartirlas con ustedes.

2. El jueves viví con los alumnos de la Universidad de la Experiencia de Zamora una de las clases más interesantes de los últimos años. Las razones no estaban en las ideas que les había transmitido durante casi dos horas, sino en las reflexiones y vivencias personales y grupales que todos compartimos al finalizar la clase. Allí hablamos de Zamora, del pasado y del futuro; de los chavales de hoy y de los de antes; de las dificultades que las personas mayores han tenido en la vida, nada comparables con los momentos tan complicados que estamos viviendo en estos momentos; de las lecciones que han ido obteniendo durante estos años en las clases, conferencias, talleres, etc., del Campus universitario; de las posibilidades de trasladar este modelo de enseñanza a otras zonas de la provincia con dificultades de acceso y comunicación, etc. Al compartir con ellos tal cúmulo de ideas, sensaciones y vivencias, no pude por menos que recordar a mis padres, cuando muy a menudo conversábamos sobre estos asuntos.

3. El viernes tuvo lugar el acto de toma de posesión de los nuevos decanos y directores de departamentos de la Universidad de Salamanca. El acto, presidido por el rector de la Universidad de Salamanca, estuvo repleto de emociones y sensaciones difíciles de describir. En mi caso, al tomar posesión como nuevo decano de la Facultad de Ciencias Sociales y asumir las responsabilidades asociadas al nuevo cargo, no pude por menos que recordar el apoyo tan mayoritario que habíamos obtenido en las elecciones del 25 de abril. Ese apoyo implica necesariamente un plus de trabajo y de responsabilidad en un momento tan delicado para el presente y el futuro de las universidades, que ya empiezan a sufrir las consecuencias de la política de ajustes y recortes presupuestarios del Gobierno central. En el discurso del rector de la Universidad de Salamanca se habló de estos asuntos. Al finalizar el acto de toma de posesión, nuestros compañeros, amigos y familiares comentaban los tiempos tan difíciles que íbamos a vivir. En todo caso, lo más importante del viernes no fueron estas cosas, sino la compañía y el cariño de las personas, aunque algunas no estuvieran físicamente presentes en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca.