Decían Rubalcaba y su escudero Griñán, en un intento desesperado de engañar al electorado andaluz, que otra política sin recortes era posible. Perdieron las elecciones, pero salvaron los muebles utilizando a Izquierda Unida como muleta para no caerse del pedestal. Quién lo diría. Los comunistas, que predicaban que antes de hacer un recorte, se cortarían las venas, y ahí los tienes. Nada más tomar posesión del pesebre, le dan el mazado en la cabeza a los pobres andaluces. Puro cinismo.

Todo para cumplir con el objetivo del déficit marcado por el Estado del 1,5 por ciento. Pero eso, que ya se sabía, podían haberlo dicho y no lo hicieron. Prefirieron engañar como chinos a sus votantes, en una suerte de deporte nacional muy de políticos: el mentir a manos llenas. Ese es el doble lenguaje de esta gente. Con una mano dan vaselina y con la otra te meten el pufo.

Les han subido los impuestos, les han recortado el sueldo a los funcionarios y con él a los médicos y enfermeras, con lo que el recorte llega a la sanidad que tanto se empecinan en negar. Rebajan el número de horas extraordinarias y reducen los complementos de las pagas extraordinarias de junio y diciembre. Y para lavarse la cara, el presidente se baja el sueldo un cinco por ciento?

Suben también tramos autonómicos del IRPF, que en casos llegará al 25 por ciento, y aumentan la jornada laboral de los empleados públicos de 35 a 37,5 horas. Vamos, hacen todo lo contrario de lo que prometieron electoralmente. Eso no tiene otro nombre que estafa, sobre todo porque Griñán era el que gobernaba antes y sabía el desaguisado que tenía en la cocina. Lo que aún no he comprendido es cómo se ha atrevido a rebajar las ayudas a los sindicatos.

La incongruencia de los comunistas asusta. Con tal de tocar pelo, hacen todo lo contrario de lo que pregonan con pancartas en la calle. Ahora todo el mundo sabrá que, cuando hagan huelga contra los recortes estatales, la estarán haciendo contra ellos mismos, que hacen lo mismo que critican en la autonomía que sostienen.

Griñán prevé con todo su paquete de medidas, yo creo que sensatas, aumentar los ingresos en mil millones y reducir los gastos en dos mil quinientos. Lo único que critico es el formidable, el masivo engaño a que sometió a los andaluces.

Lo pintoresco del caso es que el de la otra orilla, el señor Javier Arenas, del Partido Popular, va y dice que es un tijeretazo enorme, como si él no hubiera hecho lo mismo caso de haber llegado al poder. Lo que ocurre es que las cosas se ven de distinto color dependiendo de si gobiernas o estás en el banquillo.

Algo similar ha ocurrido en Cataluña, donde los recortes son brutales, pero necesarios. En general todos los recortes son imprescindibles, lo que no es decente es en la parte del cuerpo social en la que los políticos los efectúan, que siempre es la más débil y sensible.

Vemos así como en el caso de los catalanes, el molt honorable no mete mano a las inútiles embajadas que tienen por todo el mundo, ni a cuestiones estériles identitarias, ni televisión partidaria. Para ellos lo primero es el autogobierno, el mandar más, el tener más parcela de poder. Esto es más importante que el propio pueblo.

Artur Mas, presidente de la Generalitat, recorta ahora 1.500 millones de nada. Despide a empleados de empresas públicas, congela subvenciones y crea una nueva tasa para la Formación Profesional.

Veremos si Hacienda les da hoy sus bendiciones en el Consejo de Política Fiscal y Financiera. Y a todo esto, la prima de riesgo corriendo cuesta arriba que se las pela? Ni que fuera el glorioso escalador Purito Rodríguez.

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