De su última entrevista: «Cuando se llega a cierta edad, o se es joven o se lo lleva a uno la chingada». Una voluntad de estar a la vez en todas las partes y todos los tiempos, sin dejar que sea el tiempo el que nos marque el paso y nos arrastre. También en todas las cosas: literatura, política, pensamiento, mundo. Incluso, dentro de la literatura, en diversos estilos y registros, acreditando el rótulo de escritor proteico, capaz de adoptar variadas formas. Demasiado para el cuerpo, para un cuerpo. ¿También para el de los demás? Tanto poderío le habría hecho insoportable si no fuera por la gran salud que rezumaba su espíritu, un carisma brotado de la buena encarnadura, el gusto por la vida, la curiosidad infinita, la disposición a la amistad, la gestión contenida de su inteligencia soberana. Era escritor extraordinario y merecedor del Nobel, pero ya hubiera sido más demasiado todavía