Hay momentos en la vida en los que no queda más remedio que dar un paso adelante para mantener la vergüenza y la dignidad en lo más alto. No se trata de ningún capricho, ni de ninguna pataleta infantil. Simplemente se trata de actuar de manera responsable frente a tanta desidia e ineptitud. La comunidad semanasantera no es irresponsable y no es ajena a la existencia de la bestial crisis que nos azota de manera generalizada, pero por desgracia esta cuestión no ha sido nunca ajena a nuestra tierra y mucho me temo que nunca dejará de serlo. El mayor problema es que los vecinos de Zamora ya están acostumbrados a vivir en el «ninguneo» permanente, nos han convertido en ciudadanos transparentes y fantasmales, ciudadanos prescindibles anestesiados por el olvido y condenados a vivir como el mito del burro y la zanahoria, pero que nadie olvide que en la metáfora nunca hay beneficio para el pobre animal.

Por este motivo, en breves días asistiremos en la ciudad de Zamora a una lección de unidad, de honor y de generosidad. La Real Cofradía del Santo Entierro intentará mediante suscripción popular recaudar fondos suficientes para que la ciudad de Zamora brille la próxima tarde del Viernes Santo con la misma dignidad y esplendor con que lo viene haciendo desde hace muchos años.

La medida de presión es clara. Nada de tapar pasos, nada de dejar las procesiones en las iglesias, nada de cerrar puertas? Porque la dignidad y el amor de lo que hacemos está por encima de la torpeza y de la utilización torticera e interesada de la tradición y sentimiento de un pueblo, cuya paciencia tiene un límite.

Pongamos los naipes sobre la mesa y hablemos claro:

-La Semana Santa de Zamora supone para la ciudad uno de los activos más importantes para el mantenimiento y sostenibilidad de su PIB.

-Desde un punto de vista económico las cofradías y hermandades a través de sus cuotas soportan la mayor parte de las cargas económicas. Podemos decir que el total de subvenciones destinadas a Semana Santa y prorrateadas por el número de ellas es prácticamente irrisoria comparada con el retorno que generan a la ciudad de manera directa e indirecta (comercio, hostelería, prestigio, imagen, visibilidad, marca, cultura?).

-La Semana Santa es el único ejemplo de generosidad, solidaridad y trabajo en común con un alto nivel de reconocimiento a nivel nacional e internacional.

-La Semana Santa puede gustar o no, pero es una manifestación apoyada por una gran masa social y que sin lugar a dudas genera indiscutiblemente activos tangibles e intangibles.

Por el contrario, asistimos atónitos desde hace unos cuantos años a maniobras como el engaño de un concejal desaparecido del Excelentísimo Ayuntamiento de Zamora y presidente de la Sociedad Mixta de Turismo (q.e.p.d.) quien aparte de «chulear» un dinero comprometido a la Semana Santa, ha malgastado y derrochado oscura e irresponsablemente (con el beneplácito de quien corresponda) fondos públicos. Un deporte nacional extendido por toda la geografía y donde el mamoneo va en función de la riqueza de la zona. Pero ahora nos toca a todos pagar los «cubatas» de las fiestas a las que no hemos sido invitados. Recuerdo ahora, eso de Zamora Líquida o Liquidada??

Lo más lamentable es que se hace creer que los semanasanteros somos unos gorrones. Cuando la realidad es que las cantidades que se reclaman y la ayuda que se solicita roza la mendicidad. Pues eso, así nos luce el pelo. Yo no sé si Zamora es «perfecta», pero si Zamora no es «desconocida» es mayormente por su Semana Santa. Esa que los hermanos y hermanas de la Real Cofradía del Santo Entierro aman. Una Real Cofradía del Santo Entierro que a través de la suscripción popular abierta dará una vez más un ejemplo de honestidad y dignidad. Por tanto, y suscribo las palabras de mi presidente:

«Si el Santo Entierro sale a tambores es para vergüenza de la ciudad, no de la cofradía».

Gracias hermanos, gracias Zamora por vuestra colaboración.