Sé sobradamente que hoy en día declararse católica no está muy bien visto, es más, se tacha de políticamente incorrecto, como si políticamente hablando hubiera algo correcto en tan peculiar viña, la de la política. Servidora es católica y como tal me alegro de la noticia que traigo a esta ventana de papel. En tiempos de crisis nada ni nadie se libra de padecerla, o bien directamente o bien sus consecuencias. No descubro nada nuevo si digo que la Iglesia católica viene padeciendo una terrible crisis de vocaciones. Desde hace unos años son habas contadas. Pero, ¡ay amigo!, los que son están bien amarrados, son de vocación y de ley y tienen muy claro aquello que han abrazado. Chicos jóvenes a los que no les ha temblado la voz para decir en alto a lo que aspiraban, simple y llanamente a ser ministros, pero de Dios, he ahí la diferencia.

Pues bien, parece que la crisis de vocaciones remite ligeramente. Hay un repunte que no pasa desapercibido a tenor de los rostros nuevos y jóvenes que se observan por las calles, y no solo de Zamora. El alzacuellos los delata, son los menos, los más van de paisano. Lo mismo visten un jersey de gruesa lana que una camisa de popelín sin corbata. Servidora prefiere el alzacuellos aunque sabido es que en gustos no hay nada escrito y que los uniformes se llevan, como en los cuarteles, de puertas adentro. Lo que no se puede ignorar es que poco a poco, sin prisa pero sin pausa, el número de seminaristas ordenados en toda España va aumentando hasta el punto de que se ha pasado de 141 ordenaciones sacerdotales en 2009 a 162 en 2010. Un 15% que bienvenido sea.

No está nada mal si nos atenemos a cifras de años anteriores. El Día del Seminario, que se celebra hoy 19 de marzo, tiene un motivo más de estímulo en su celebración y que no es otro que este repunte en las ordenaciones de seminaristas. Parece que las fábricas de hacer curas, como llamaba a los seminarios un antiguo preceptor de servidora, sacerdote para más señas, vuelven a contar con obreros suficientes como para ponerse en marcha. Aunque, al igual que le ocurre a todas las empresas, es posible que las cifras no sean tan abrumadoras como antes.

El Día del Seminario se celebra hoy. El lema elegido tiene su aquel: «Pasión por el Evangelio», lema que pone de relieve la centralidad del Evangelio en la vocación sacerdotal. Esta celebración es una ocasión estupenda para reflexionar sobre la identidad y la misión del sacerdote. No es que los aires soplen favorables al sacerdocio pero no por eso se va a volver a las catacumbas. Ni complejos, ni miedos, ni vainas. Aquí nadie es mejor que nadie.

Desde aquel 1935, setenta y tantos años lleva celebrándose el Día del Seminario, ¡y los que le quedan! Hoy no es tan fácil como ayer suscitar vocaciones sacerdotales, sin embargo, cuando se daban por casi perdidas, hay un nuevo resurgir con un aumento significativo de seminaristas ordenados en España. Va por todos ellos.