Aunque es muy prematuro, nadie duda de que el PSCyL tendrá banquillo para las elecciones autonómicas del 2015. El propio secretario federal de Organización del partido lo deja abierto en una reciente entrevista en la que junto a su propia opción estarían la del candidato a la secretaría general en la comunidad y la de la portavoz parlamentaria en el Congreso de los Diputados, Julio Villarrubia y Soraya Rodríguez, respectivamente. Pero ése es un melón que aún deberá madurar, y mucho. Antes, y de manera inminente, los socialistas de Castilla y León tienen que afrontar un congreso regional el 14 y 15 de abril para el que todavía no está despejada la posibilidad de una alternativa a la candidatura oficial que encabeza el diputado palentino. Ayer mismo, la provincia de León fue escenario de ese debate en el que los críticos no han dado su última palabra y siguen presionando a Carlos Martínez para dar la batalla, a pesar de que el regidor soriano se resiste sabedor de que tiene más que perder que ganar.

Sinceramente, la presentación de una candidatura alternativa a la oficial le vendría incluso bien a Julio Villarrubia, quien ha asumido ese papel en unas condiciones cuanto menos peculiares, porque de ser elegido no sabrá si será finalmente el candidato a la presidencia de la Junta dentro de tres años o cuál será su influencia política real en una región en la que su trabajo será básicamente orgánico. Nadie duda de que el PSCyL tiene nombres propios de relevancia institucional y política, pero mal harían los socialistas de la comunidad si una decisión de primer orden como es la elección del nuevo secretario autonómico del partido se despachara como un mero trámite administrativo, y más si cabe si su papel en el futuro fuera de perfil bajo.