En una ocasión fui al banco donde me ingresan la nómina para mover dinero hacia otro banco, aquel donde pago la hipoteca. Me acerqué al mostrador y pedí al de la caja que transfiriera seis mil euros de una cuenta a otro. Pero el de la caja era un buen amigo y me dijo:

-Mi religión me prohíbe pagar comisiones, y tú también deberías abrazarla. El banco cobra por las transferencias y los movimientos con cheques. En cambio, si me pides un reintegro en efectivo, la operación no te cuesta nada.

-¡Hecho! -Me apresuré a contestar a mi amigo, a quien nunca nombraron empleado del mes. Guardé el dinero y caminé los pocos metros que me separaban de la otra oficina, donde el cajero se quedó bastante sorprendido cuando le entregué doce papeles de quinientos euros, los llamados en su momento «binladens».

-¿Te has pasado al negocio del narcotráfico, o qué?

-Nada de esto; solo quiero arruinar a tu banco y dejarte en el paro.

Nunca he comprendido por qué sacar e ingresar dinero en metálico, que conlleva más trabajo al banco -contarlo, guardarlo con medidas de seguridad, desplazarlo en transportes especiales?- es gratis, y en cambio mover dinero virtual, simples anotaciones en la memoria de unos ordenadores, algo mucho más limpio y sencillo, implica el pago de comisiones. Supongo que no cobran por su trabajo sino por nuestra comodidad, detalle que nos debería mover a reflexión sobre la naturaleza del sistema.

En realidad, si reflexionáramos más a menudo, los banqueros empezarían a tener problemas. Un ejemplo: si vas a comprar y pagas con tarjeta de crédito, le cobran una substanciosa comisión al vendedor, pero si usas la misma tarjeta para sacar dinero de un cajero automático (de tu propio banco) y pagas en metálico, entonces no se aplica ninguna comisión. Por lo tanto, si nos escandalizan los sueldos y las primas que se autoadjudican los banqueros ya sabemos lo que podemos hacer.

Ahora el Gobierno español anuncia que limitará los pagos en efectivo a unas cantidades máximas, para combatir el fraude fiscal. Quiere que todo pase por talones, tarjetas y transferencias, que dejan un rastro más fácil de seguir. En teoría se trata de complicar la vida al dinero negro. Pero un poco de neurosis conspiracionista nos revelará que se trata de un plan urdido por la banca para ganar aún más dinero con las comisiones. ¿Quieren pruebas? A ver: ¿Con quién se reunió Rajoy antes que con nadie, justo después del 20-N? Exacto: con los grandes banqueros, uno tras otro. Elemental, querido Watson.