Peñausende es algo más que una peña, es un retazo de larga y rica historia, más que de siglos de milenios, que arranca en su origen geológico con su rica muestra de la orla o aureola metamórfica sobre la que un día, allá por los finales del siglo XII, la recién nacida Orden de Caballería de los Freires de Cáceres, desde Castrotorafe darían lugar a la de Santiago y su fortaleza constituiría todo un símbolo de esperanza y de gloria para la empresa que se desarrollaba en aquellos lejanos siglos. Pero a la sombra y al abrigo de su fortaleza y de su parroquia de San Martín, se aglutinó un rico núcleo humano como nos lo demuestran las citas documentales desde los finales del siglo XVI.

Ya desde los más lejanos siglos la fiesta de san Martín constituyó una referencia y un atractivo, ya que junto a la fiesta crecía y se desarrollaba la feria que llegó a constituirse en una de las ferias anuales más variadas, completas y atractivas del noroeste de la península incluido el vecino reino de Portugal a pesar de las citaciones y rivalidades que desde los finales del sigo XVIII se imponían. Esta feria anual que convertía a Peñausende en un gran atractivo comercial, reunía en su entorno y en varios días a las más importantes corrientes comerciales de tipo artesanal en los primeros siglos que serían más tarde las actuales provincias, limítrofes, sin olvidar el vecino reino.

Se crea la feria mensual de ganados el día 17 de cada mes, dado su enclave geográfico límite entre las tierras ganaderas de Sayago y su enlace con las tierras salmantinas de dehesas que se cierran y se listan en nuestra provincia sobre las Tierras del Vino.

Hacia el norte y una gran extensión hacia el noreste de lo que es nuestra provincia, la línea del horizonte hacia el mediodía lo marcaba y cerraba la silueta conocidísima e inconfundible del Castillo de Peñausende, hasta tal punto se destacaba que hay una singular y curiosísima cita del siglo XVI que cita la visión desde Medina de Rioseco la torre del homenaje del Castillo de Peñausende. La cita, que puede pecar de exagerada, está dentro de la realidad de lo medido ya que si la placa del Instituto Geográfico le da una altitud de 872 metros sobre el nivel del mar, nos basta añadir el teso y sobre él la fortaleza como el destacado apéndice de la torre del homenaje y mirando en la dirección de la citada Medina de Rioseco, ningún accidente geográfico cierra esa histórica cita.

Peñausende ha celebrado sus fiestas y el recuerdo rico y emotivo de su historia le seguirá reconociendo su pasado y a pesar del cambio de los tiempos, adaptar y recuperar en la medida de lo posible el pasado debe ser una constante, una preocupación de todos, de abajo hacia arriba y desde arriba hacia abajo y como buenos sayagueses nos entendemos.

A todos nos llega nuestro san Martín. Por eso no podemos olvidar ese rico pasado de la fiesta y feria de san Martín y adaptarla y enriquecerla en todos los sentidos es también obligación de todos, es un mandato histórico que estamos obligados a cumplir.

Esta villa señorial sayaguesa, con su rollo y ese lugar único e inconfundible del asiento de su castillo, constituye uno de los miradores más atractivos e interesantes de la provincia, que bien merece se disponga y se ofrezca con su rica historia para disfrute de todos.