Aquellos lectores de cincuenta y pocos más años amantes del deporte recordaran, si de baloncesto hablamos, a los Corbalán, Brabender, Epi, Luyk, Rollán, Emiliano, los hermanos Ramos, Iturriaga, Romay y un largo etc. que pasa por distintos clubes patrios. Fueron geniales. Escribieron una épica que se recuerda con pasión. Fueron grandes ejemplos entre los deportistas de su época. Por separado en sus respectivos equipos, pero juntos en la selección española nos dieron muchos y muy grandes momentos de gloria. Aunque tengo para mí que no ha existido jamás un historial en baloncesto como el de la selección de Gasol y Navarro y Reyes y todos los que han llevado al baloncesto español a conseguir su segundo y consecutivo título de Campeones de Europa.

Debo reconocer que el deporte español pasa por un buen momento. En fútbol, en tenis con SuperNadal, y en baloncesto nuestras selecciones son las más admiradas. En fútbol somos Campeones del Mundo, en baloncesto nos hemos vuelto a llevar el oro europeo y en tenis estamos clasificados para disputar la final de la Copa Davis con Argentina. En Fórmula 1 parece que el título de campeón últimamente se le resiste a Alonso, pero ahí está intentándolo y en moto hay qué ver cómo están nuestros Márquez, Pedrosa, Tony Elías, Lorenzo y demás compañeros de las dos ruedas. En ciclismo, a pesar de ciertos avatares, contamos con un número 1 auténtico, Contador. Casi, casi no podemos pedir más.

Bueno, yo sí quiero pedir algo. Servidora quiere pedir para los más cercanos. Para los palistas, para los montañeros representados en ese crack llamado Martín Ramos. Nuestro primer equipo de fútbol, nuestro primer equipo de fútbol sala, nuestro baloncesto masculino puesto que el femenino parece ir viento en popa y a toda vela. Y puesta a pedir, me gustaría pedir un esfuerzo más a la afición que se «desaficiona» a la primera de cambio. Pues no señor. Hay que estar con ellos en lo bueno y sobre todo en lo malo. Cuando vienen mal dadas es cuando hay que arrimar el hombro de nuestra presencia junto a ellos en canchas y en campos de fútbol. Nos falta lo que a otras aficiones les sobra. No valoramos lo que tenemos. En el momento de perderlo nos daremos cuenta.

Y se puede perder si no se colabora de esa forma y de la otra, la económica, la que debe partir de instituciones de todo tipo y del mundo empresarial que se debe acercar más si cabe al deporte, aunque ejemplos hay de ese acercamiento, en Arcebansa que lleva ya muchos años con el fútbol sala. O en Valbusenda, ahora con el balonmano femenino. O la DO Toro con el fútbol. Pero hace falta más, mucho más. Las instituciones deben ser más generosas y equitativas. Que no perdamos un solo equipo por falta de fondos. Sé que las necesidades son muchas y más perentorias, que si se prioriza hay que hacerlo por el bienestar social, pero también por el deporte que es el mejor embajador para una ciudad como la nuestra.

Son tantos los quipos con un historial de primera. Por qué los equipos de Zamora no pueden aspirar a entrar en esa historia que se escribe a fuerza de trabajo y también de éxitos. Pero hay que ayudar. Hay que estar por la labor, también desde otros ámbitos.