Titulo de intencionada referencia teatral, pirandeliana. Agentes de la Benemérita han visitado la sede de la Sociedad General de Autores Editores. Hay que suponer que no se detendrían a admirar la interesante escalera ni el vestíbulo del edificio que el banquero Longoria encargó al arquitecto Grases Riera y que es uno de los raros ejemplares madrileños de arquitectura modernista: Por encargo del juez, los civiles fueron en busca de papeles comprometedores para la cúpula de la sociedad de la divertida farándula y se los llevaron. La justicia que ha ordenado la detención del presidente de la entidad y ocho implicados más; investiga presuntos hechos delictivos de notoria gravedad. Digamos con el clásico: «adhuc lis sub judice est» y no judicialicemos. No por esperada, la incursión de la justicia en la SGAE, ha dejado de causar un gran revuelo. La sociedad presidida por Teddy Bautista no goza de muchas simpatías ni de buena prensa; es probable que más de un pagano de sus insaciables afanes recaudatorios se haya acordado del vindicativo dicho popular: les está empleado. Más de uno se preguntará cómo ha podido caer tan bajo una asociación que se decía representativa de la clase intelectual creadora y cuya directiva contó con relevantes figuras. ¡Cuánto le dolería y avergonzaría la situación actual a Federico Carlos Sainz de Robles, su bibliotecario en época menos complicada! Algunos días, cuando tocaba restaurante cercano, iba yo con Tomás Borrás a recogerlo en su despacho. ¿No os gusta la escalera , preguntaba para que le regaláramos el oído diciéndole que era muy bella. También nos parecía interesante el vestíbulo donde estuvo instalada la capilla ardiente de Federico Romero, escritor manchego, teatrista de zarzuelas exitosas.

Sainz de Robles se interesó en recopilar datos históricos de la Sociedad de Autores. En la revista «Villa de Madrid» tuve la satisfacción de publicarle dos artículos sobre el tema. Tituló el primero «Tres antecedentes ochocentistas de la Sociedad General de Autores de España». Investigador responsable y honesto, Sainz de Robles jamás se aprovecha del trabajo de los demás ni se apropia de éxitos ajenos. Así, confesaba en el articulo de referencia: «...quiero rendir mi gratitud incondicional a don Antonio Matilla Tascón, director del Archivo Histórico de Protocolos de Madrid, feliz descubridor del primer antecedente (1884) y de gran parte del segundo (1875 ). Los hallazgo , repito que felicísimos , del señor Matilla Tascón...". Me apresuré a dar cuenta del artículo al querido amigo y paisano, el cual celebró el caballeroso reconocimiento de Sainz de Robles: «Es siempre grato, me dijo, pero muy raro que a los archivistas nos muestren gratitud los que utilizan gratuitamente los resultados de nuestras investigaciones». Matilla Tascón, uno de los grandes maestros españoles de la Archivística, fue también profesor de hebreo y de latín; me recordó los famosos versos «sic vos, non vobis..», así vosotras las abejas hacéis la miel no para vosotras, acertada metáfora de la generosa condición del archivero.

La escritura de la Sociedad de Autores Dramáticos Españoles (1844) tiene entre otras, las firmas del Duque de Rivas; Bretón de los Herreros, Gil de Zarate y Hartzbusch. En 1880 se constituye la Asociación de Autores, Compositores y Propietarios Dramáticos que cuenta con una larga pléyade de figuras ilustres como el celebrado autor zamorano Miguel Ramos Carrión. Recuerdo a propósito, que a los actos celebrados en Zamora con motivo del cambio de nombre del Teatro Principal por el de Ramos Carrión, asistió Luis Fernández Ardavín, poeta modernista, afortunado autor teatral y a la sazón presidente de la Sociedad General de Autores de España; pronunció el presidente de la Diputación don Prudencio Rodríguez Chamorro un discurso amatorio tan encendido, que Fernández Ardavín hubo de recordar en la replica que los autores tenían censura.

Con anterioridad a la creación de la Asociación de Autores, Compositores y Propietarios Dramáticos, algunos escritores y artistas se habían agrupado por su cuenta y razón; con el tiempo se les unieron ciertos empresarios rapaces que dominaron la asociación, (nada hay nuevo bajo el Sol). Esto dio motivo a que en el primer año del pasado siglo se fundara la Asociación de Autores españoles, hoy SGAE. Con estas siglas se encuentran ahora en vergonzosa cuarentena. Es fácil augurar que hay tela para rato a causa de conexiones políticas, supuestas o reales, que el tiempo lo aclarará.