Se le hace justicia al reconocerle los servicios prestados que se invocan como necesarios: los técnicos declaran fundamental e insustituible la acción de la cabra en la prevención de incendios forestales. Además se la considera factor de riqueza para el desmayado mundo rural. Elogios tan puntuales causarían rubor en animales menos humildes. Prototipo literario de locos exaltados, la cabra no se cuida de alabanzas puesto que nunca tuvo buena prensa ni fue cantada en poemas bucólicos. Y ello a pesar de la nobleza mitológica de la cabra Amaltea que dio la teta al gran dios Júpiter, y uno de sus cuernos para contener la abundancia. Pero ni por esas fue nimbada con la luz de animal totémico; ni siquiera fue propuesta como ejemplo de sensata dama. En el común hablar de las gentes abundan expresiones despectivas derivados de la familia caprina; terca irracional, la cabra siempre tira al monte; el chivo huele a chivo y el cabrito es innombrable en algunos pueblos de nuestra tierra donde con un «Diosnoslibre» el quinto pedía cabrito asado, insuperable delicia de la gastronomía sabia. Mayor descalificación no cabe que la metáfora juicio final: el Justo Juez colocará las ovejas a su derecha y los cabritos, a la izquierda. En las Hurdes donde aún está vigente un curioso folclore caprino, hace unos años se nos ofreció a un grupo periodistas del Turismo una gran fiesta; «mientras, a invitación del oferente, degustábamos unos platos suculentos y tradicionales, el grupo folclórico Estampas Hurdanas interpretó algunas piezas de su repertorio; entre las estampas destacaba la representación del Día de San Blas en Nuñomoral; figuraban en el sorprendente cortejo el santo vestido de obispo y una paciente cabra que sí entendí bien, representaba el mal .Lo cierto es que el quiera comer el mejor cabrito a las Hurdes ha de ir.

A lo largo de los siglos fue la cabra ayuda estimable en la raquítica economía familiar de muchos pueblos; se podía presumir de ganaderos de un solo animal. Además de la leche de cada día y el cabrito anual, el humilde animal les daba compañía. Todo por poco coste; de la manutención se encargaba el cabrero que a toque de esquila las reunía por la mañana, las llevaba al campo y las devolvía al atardecer. Cabrero era oficio humilde, tal vez el más modesto; pero gozaba de la seguridad de la iguala, forma ordinaria de retribución. Lógicamente, no se ocupaba el puesto mediante oposición. Recuerdo a Ramiro, durante años cabrero de mi pueblo: hombre de natural bondad y de alcances no sobrados. Su hermano Quintín fue detenido en Tolousse por timador; su otro hermano, Dalmacio fue jefe sindical en el puerto de Vigo; Ramiro solamente dejó el pueblo cuando lo llevaron a la guerra como camillero; cuando lo licenciaron volvió a la tranquilidad de su oficio. Un día se le desmandó una cabra que entró en la iglesia; tenía cerca la salida, pero la llevó cogida de un cuerno hasta el altar, la bajó por el otro lateral hasta la puerta: para que aprenda, comentó el innecesario rodeo. Todo el pueblo quería a Ramiro por bueno y servicial; sus amigos, yo el primero, le regalábamos puros porque era fumador empedernido; en mas de una ocasión le pregunté si pensaba algo cuando pastoreaba durante el largo día las cabras; sólo fumo, contestó . ( El tabaco es un sustituto voluntario del pensamiento, dijo Schopenhauer). Cuando Ramiro murió, el Ayuntamiento le construyó un pequeño y elegante panteón donde está enterrado con su esposa Carmela.

No es mala noticia la del regreso de las cabras, aunque venga envuelta en sigla, inevitable al parecer: el Plan de Gestión de Incendios forestales previene la utilización de ganado caprino como eficaz método preventivo. No se trata de una ocurrencia banal de políticos sino de una teoría avalada por la técnica. Se habla de cabradas numerosas que repoblarán montes y campos, reanimaran algunas economías y significarán el seguro más eficaz y más barato contra los incendios forestales. A veces el progreso consiste en volver al pasado. Pero la utilidad de las cabras era bien conocida por la gente del campo a la que convendría consultar más y dominar menos.