Alcañices vuelve a encontrarse con la historia al celebrarse en ella el Día de la Provincia, pero esto nos hace recordar que ese hecho, con sus típicas y tradicionales características, adquiere en este año unas muy concretas, singulares y a la vez significativas: la presencia de las autoridades de los distritos, concejos, freguesías y lugares del otro lado de la Raya, constituyendo una auténtica aportación histórica de primer orden, fenómeno que hemos de valorar, estimular y consolidar de manera definitiva de cara a ese futuro inmediato, forjado, y asegurado de manera definitiva desde dentro, antes de que desde fuera nos lo impongan o nos lo roben. La economía es fría y no admite, ni reconoce ni valora la historia.

Es todo un símbolo que en la villa que hace siglos marcó etapas históricas trascendentales que han llegado hasta nosotros, en su mismo solar y junto a los restos de esos nobles retos, vuelvan a encontrarse en alegre hermandad los representantes de unas tierras y unos vasallos que nunca debieron separarse y tan claro está ese error, que juntos descubrieron, colonizaron y se repartieron sin enfrentamientos, sin luchas y sin tensiones aquellas tierras que hoy constituyen a pesar de sus deficiencias una gran reserva de futuro.

Que en este encuentro de las Tierras Trasmontanas podamos adentrarnos Duero abajo, evocar desde Miranda a Braganza, sin olvidar esos rincones en los que la fe y la historia escribieron páginas de tal categoría que pasados los siglos mantienen su carácter y su valor, basta encontrarnos con ellas para sentirnos no solo emocionados sino atraídos y en el fondo de nuestros recuerdos históricos lamentar tristemente esta incomprensible separación.

Si de los muros un tanto abandonados de la Villa entresacamos piedra a piedra los recuerdos y las citas históricas y desde ella pasando por Castillo de Alba volamos con el pensamiento hasta ese glorioso pedazo de historia medieval que es el de Algoso, desde esas ruinas -que un día dominaron desde sus almenas una parte destacada de Tras os Montes- y saltando sobre el Duero la vista llega hasta las Tierras de Sayago. Nada mejor que conocer esos lugares y saltar de santuario a santuario para volver a encontrarnos en el del Castillo de Fariza o la de Gracia en Villamor y así pasando por la Soledad y la Salud volver a la Riberiña, la Luz o la de Donado, esas siete hermanas que han constituido siete sillares básicos y fundamentales de la fe de ambos lados de la Raya. Ya sé que son tiempos de frías heladas que han caído sobre estos campos, pero la primavera llega después del invierno y la cosecha será rica y abundante.

El pasado 29 de septiembre se han cumplido ciento cincuenta años de aquel día de San Miguel que la Gaceta de Madrid publicaba la «Delimitación de la Raya», con toda clase y lujo de detalles, como corresponde a hecho de tal categoría. Hoy, en este Día de la Provincia celebrado en la Villa que tanto tuvo que ver en este asunto a lo largo de siglos, justo es que sea en ella donde se trate con el gran respeto que esto merece el problema de las relaciones entre los dos hermanos... Solo pedimos y deseamos que el próximo Día de la Provincia se celebre al otro lado de la Raya, que también es Iberia y el Iberismo ha contado siempre, a ambos lados y en el mundo. Y en esto la historia es muy clara y como tal contundente.