Todos le ven como el hombre fuerte del Gobierno y del partido que gobierna. Y de ello no parece caber mucha duda puesto que se mantiene además como titular de Interior y pasa a ser oficialmente el portavoz del Ejecutivo. Más no se puede pedir, si bien tampoco sorprende tanto el hecho dado que Rubalcaba es el ministro más valorado por la opinión pública según las encuestas. Y que queda así en condiciones para sustituir como candidato a Zapatero en las elecciones generales de 2012, por más que este asunto se resolvería a base de primarias.

Resulta lógico pues que Zapatero cuente con él como puntal principal de una operación de apuntalamiento casi desesperado que pueda frenar el progresivo hundimiento del PSOE a todos los niveles y en todos los frentes. A quince puntos del PP en intención de votos en los sondeos y con una crisis que no deja de sentirse y que va para largo todavía (en una reunión celebrada en Zamora los expertos en economía vaticinan que la situación no remitirá del todo hasta dentro de tres años) parece sin embargo que ya solo un milagro pudiera evitar el derrumbe socialista. Y aun así, porque lo más fácil es que incluso ni con ese milagro -que pudiera ser una hipotética y poco probable rendición y entrega de armas de ETA- pudiera el PSOE mantenerse en el poder, aunque eso sí vendería más cara su derrota electoral. La factura de la crisis económica y la mala gestión de la misma no dejarán de tener que pagarla los socialistas.

Adquiere el Gobierno con los cambios efectuados un peso político mayor, que se hace patente con la inclusión del veterano Ramón Jáuregui en un nuevo ministerio, el de Presidencia, para una colaboración cercana con Rubalcaba, y con la entrada de la batalladora Leire Pajín. Pero también y apostando ya decididamente por los suyos, por la izquierda pura y dura, Zapatero cuenta con un curtido político y sindicalista, Valeriano Gómez, que ya fue secretario de Estado de Empleo, y con Rosa Aguilar, la alcaldesa comunista que últimamente ocupaba una consejería en Andalucía. Lo demás son algunos cambios de cartera y la desaparición de la escena política de los más que desgastados Fernández de la Vega y Moratinos, aparte de los absurdos ministerios de Vivienda e Igualdad. Por cierto que a ver si siguen el ejemplo algunos gobiernillos regionales que mantienen consejerías igual de absurdas.

Habrá que ver ahora si la remodelación sirve, más que al Gobierno y al PSOE, a España y a los españoles. Porque eso es de lo que debería tratarse: de mejorar la dura situación que se atraviesa, algo que solo se empezaría a notar de verdad con la creación de empleo y la disminución sostenida del paro. Lo otro no sería más que maniobras para la recuperación socialista. Y en ese sentido, la primacía de los políticos por encima de los técnicos siembra dudas en cuanto al grado de eficacia que se pueda conseguir y mantener. Claro que peor que lo venían haciendo los anteriores es prácticamente imposible. Lo malo es que como ha dicho Rajoy: cambian los músicos pero no la partitura ni el director de orquesta.