Cerca de estas tierras de la vieja y maltratada Europa, vive una de sus hijas, donde a pesar de sus sombras y días nublados, cuando no cargado de negros nubarrones, sin embargo sus días de sol son tan claros y despejados , y con unos matices y detalles, que marcan de tal manera la climatología histórica que se convierten en hitos clave, no solo en la historia de la abuela Europa, sino de toda la sociedad universal que ha seguido y ha tomado como símbolo y auténtica referencia aquella magnífica revolución de 1789 que abrió a la cultura universal las puertas de lo que se ha llamado Edad Contemporánea, y que extendió aquella filosofía y aquellos principios con tal atracción que revolucionó todas las estructuras políticas y sociales que se arrastraban desde siglos atrás y en consecuencia produciéndose reacciones ante tan claras y contundentes normas.

Repasar aun brevemente toda la gigantesca bibliografía que tal acontecimiento ha generado desde la fecha citada, serían necesarios millones de volúmenes. Francia dictó la gran lección de la Historia Universal.

Pero Francia sigue viva y sigue escribiendo y dictando lecciones de gran sentido y de gran fondo de futuro, no para disfrute territorial y temporal, sino con proyección universal y esta parece ser su constante histórica. Basta saltar de la lejana fecha del 1789 a mayo de 1968, el denominado históricamente ya como auténtica referencia «El Mayo del 68», para darnos cuenta de cómo el pueblo francés capta con gran agudeza y decisión los momentos de crisis, las situaciones límite, y sin dudar un momento pone en marcha las reacciones posibles y a su alcance, bien para corregir, o bien para devolver la normalidad perdida en la vida social. Y no deja de ser curiosamente digno de consideración, que en este acontecimiento, fueron las fuerzas del futuro, en todos los órdenes de la compleja sociedad del momento, los que hicieron saltar la situación, devolviendo el ritmo adecuado a la inquieta y preocupada sociedad del momento.

Si para esta segunda reacción pasaron ciento setenta y nueve años, el pasado día 18 de este mes de octubre, o sea, cuarenta y dos años del citado Mayo del 68, y ante las complicadas y nada fáciles situaciones creadas en el sueño dorado de la multiforme y complejísima Europa, junto a los no menos complejos que dentro de cada uno se han creado y siguen, Francia no ha dudado un momento y ha dado el salto hacia adelante, dando una vez más un claro ejemplo de coordinación, sin flecos, ribetes o colores, ante una situación límite. Y esto a pesar de ser uno de los motores clave de ese complejísimo proyecto, que curiosamente nació también en un mayo, solo que del año 1945.

Los viejos refranes de nuestra generosa y rica lengua, tan maltratada por los suyos, nos recuerda con ese célebre dicho: No hay dos sin tres... Pues bien en nuestra vecina del Norte ya se ha cumplido el popular dicho. Solo pedimos desde aquí abajo, que las lecciones de los de mas arriba las estudiemos con atención, las asimilemos, si somos capaces y las apliquemos con la misma rapidez, eficacia y acierto.