Perdón por el juego de palabras pero si, como parece, Manuel Fuentes es el candidato elegido para intentar recuperar el bastón de mando de la ciudad que perdieron el PSOE y Andrés Luis Calvo hace ya 15 años, resultará que efectivamente después de muchos años los socialistas zamoranos se han decidido a beber de unas fuentes distintas de las acostumbradas por tanto tiempo.

No conozco mucho en lo personal al nuevo candidato, aunque sí he seguido su trayectoria con atención, pues hace muchos años que su nombre estaba siempre ahí, pretendiendo aflorar pero luchando siempre contra demasiados elementos hostiles, nadie sabe exactamente por qué; o quizás sí, por ese extraño, íntimo y cerval temor que algunas personalidades generan entre los grupos acomodados, no sólo en la abundancia sino, como es el caso socialista en nuestra provincia, en los resultados paupérrimos.

Recuerdo a este respecto, que el día que perdió las primarias frente a mi ahora amigo Antonio Plaza, me encontré en el barrio de Olivares con un grupo de personas entre los que estaba la actual directora de La Opinión-EL CORREO de Zamora. Comentando el resultado, ambos coincidimos en que los militantes socialistas habían decidido mantener intactas las fuentes de las que manaba el control del partido socialista, quizás por miedo a perder un suelo electoral que yo, entonces y hoy también, veía demasiado bajo, en lugar de apostar por un planteamiento más arriesgado pero también por ello más motivador para sus bases y el conjunto del electorado.

Dicen ya las malas lenguas que Fuentes era el único con suficiente instinto suicida como para acoger de buen grado, siete años después de aquello, la designación y para enfrentarse al, desde la trágica desaparición de Manuel Riesco, y la abrumadora victoria de Antonio Vázquez en el 95, homogéneo Partido Popular. Osado sí, pero lo de suicida yo no lo tengo tan claro. Si algo no se le puede negar a Fuentes son su capacidad y vocación de trabajo (hablo de política, no de gestión, que es algo en lo que puede presentar escaso bagaje), su verbo fácil y su capacidad innata e inagotable, herencia quizás de su pasado sindicalista, para reunirse, hablar y debatir hasta la saciedad.

A ocho meses vista de la cita electoral -algo sé de estas lides- ésas y no otras son las mejores armas para acercarse con posibilidades de éxito a las urnas. De momento ya ha pillado con el paso cambiado al PP, cuyo presidente, me dicen, todavía el lunes afirmaba tajante que repetía Carlos Hernández. Pero para llegar a Roma, primero habrá de cruzar el Rubicón. Sólo podrá hacerlo si consigue movilizar a su favor a sus compañeros de partido; lo cual, por incongruente que parezca, puede ser uno de sus más difíciles retos y desde luego, el primero de ellos.

www.angel-macias.blogspot.com