Hace días que no bajo hasta su orilla a contemplar el lento discurrir del Padre Duero y escuchar su «eterna estrofa» a su paso por Zamora. Imagino que con la lluvia caída, de caudal irá sobrado, no le van del todo mal las cosas al Duero aunque podrían irle mejor. No soy conformista en ese sentido. Para Zamora, su paisaje y su paisanaje no me conformo con cualquier cosa. Creo que los zamoranos tenemos que ser menos pasotas y más reivindicativos y ponerles las cosas más difíciles a los políticos que nos han dado las urnas, que permanecen dormidos en los laureles y que de noventa y nueve hacen una y nos la venden como si fueran cien. Y ya va bien.

Menciono al padre Duero, porque la noticia a la que ahora voy a hacer referencia me ha dejado desolada y descolocada. Sabido es que el río Amazonas es el más caudaloso del mundo o eso decían los libros de texto cuando servidora cursaba el bachillerato. Pues bien, hay que empezar a hablar y si Dios no lo remedia, en tiempo pasado, del inmenso caudal del Amazonas. Al parecer y según cuentan, sobre todo los turistas que llegan hasta Leticia, al sur de Colombia, el que está considerado como el río más caudaloso del mundo está reducido a enormes playas de arena. Ha desaparecido una enorme masa de agua debido al intenso verano que sacude al país y amenaza con extinguir el caudal que queda.

Los estragos de la sequía pueden verse a la perfección desde el aire. El problema es todavía mayor en la tierra. Los pobladores de la zona no ven la lluvia desde hace meses y han tenido que presenciar la desaparición del río Amazonas al que adoran casi como si de un dios menor se tratara. Y es que de inmediato le das la vuelta a la noticia trasladándola a una ciudad también fluvial como la nuestra y cuesta imaginar que en algunos tramos ciudadanos o provinciales el Duero llegase a desaparecer. Eso es algo que puede suceder si el cambio climático sigue el curso inalterable que hasta ahora lleva. Pobre Zamora, lo que le faltaba de llegar a ocurrir. A quien les vendría de perlas es a los políticos y políticas que prometen y no cumplen, caso del puente. Claro que ni hay para puente ni para otras cosas hay.

Si en Colombia la situación del río Amazonas es mala, en Perú y ecuador es peor. Hasta el punto de que en Perú el bajonazo en el caudal del afluente contempla el racionamiento de agua potable. Aunque no sean nuestros vecinos más directos, aquí también cabe aplicar aquello de las barbas del vecino. Sequías hemos sufrido que nos han hecho temer lo peor. Y el racionamiento del agua ha sido una constante estival en multitud de pueblos de la provincia veranos pasados.

El río que se seca es hoy el Amazonas, pero quien nos dice a usted y a mí que mañana no pueda ser el Duero, el Danubio, el Volga o cualquiera de las muchas corrientes fluviales que bañan España.