El predicador antisindical maximiza el maximalismo. El que ha alquilado Radio Nacional para la huelga general bramó, no es literal, que nunca en la historia un sindicato había hecho nada en favor de ningún trabajador. El ejecutivo psicópata tiene en la crisis gran temporada de caza y más territorio cuando las legislaciones facilitan el despido de masas y el despido en serie. El perfil que se busca es cada vez más agresivo. Cuanto más sanguinario sea, mejor recompensado será. El último modelo es temporal y a objetivos: equivale en la empresa al mercenario en la guerra.

En Oslo comparecen dos enfermos laborales graves: Estados Unidos -mercado laboral y una iniciativa empresarial ágil- con labororragia y España -muermo en las dos- con labororrea. Estados Unidos descontenta con inversiones pensadas para crear empleo; España, con legislación para abaratar el despido.

Alemania ha elegido reducir horarios y salarios y bonificar la formación del trabajador antes que despedir. Pura política en su sentido mejor: lo que concierne al estado, a lo colectivo.

Italia, por el empresario y sin embargo primer ministro Berlusconi lo sabemos, propone la mera naturaleza: emigrar o casarse con millonarios, o sea, comer donde haya alimento porque lo puedas coger o porque te lo den. Para proponer medidas así no hace falta gobierno pero Italia ya lo sabe. Las soluciones naturales crean problemas políticos pero a otros. Emigren los italianos, expulsemos a los rumanos.

La solución matrimonial es antigua pero la concentración de capital (hay menos multimillonarios pero con más millones) obliga a tomar una medida política: la legalización de la poligamia (entendida como casamiento múltiple da igual cuál sea el sexo del millonario y también de sus cónyuges).