Y este, por segundo año consecutivo, es el puesto que en un reciente informe ocupa Castilla y León, con un aprobado alto en cuanto a la valoración de los usuarios del sistema. El mérito resulta más notable por cuanto hace seis años, cuando se realizó el estudio por primera vez, la región andaba por el décimo lugar y gracias.

Ciertamente, la transferencia que el Estado hizo en su día a los gobiernos regionales resultó una apuesta muy arriesgada y dura que originó intensos debates que aun se continúan de cuando en cuando, en ocasiones puntuales. Pero la verdad es que, en general, las comunidades han despachado con rigor y más o menos acierto la difícil papeleta encomendada, difícil en todas sus vertientes, desde la mera gestión sanitaria a la administrativa, según se desprende de los sondeos efectuados entre los pacientes. En unos casos, mejor que en otros, desde luego. Por encima de Castilla y León aparecen en este ranking Navarra, Asturias y Castilla-La Mancha y por debajo, el resto, con Madrid y Valencia, sorprendentemente aunque no tanto, en los puestos de cola.

Nadie duda, por supuesto, que resta aún mucho por hacer y que la situación resulta manifiestamente mejorable. Ni en la comunidad castellanoleonesa ni en ninguna otra se llega al número de habitaciones y camas deseables. Y las listas de espera siguen suponiendo un lastre. Lo mismo que los traslados de enfermos a hospitales de otras ciudades, en bastantes casos por falta de dotación. Más medios humanos y técnicos serían necesarios en casi todos los centros sanitarios. No obstante, la descentralización de la medicina pública ha significado ventajas como la mayor proximidad a los problemas cercanos y una creciente facilidad por tanto para su resolución, lo que se traduce en mayor eficiencia.

Del grado de satisfacción expresado participan también, lógicamente, los zamoranos que otorgan 6,82 puntos a la asistencia pública que reciben. El hospital Virgen de la Concha, tras sus largas, casi interminables obras de rehabilitación, ha experimentado una clara mejoría funcional y una evidente modernización de sus instalaciones. La apertura del aparcamiento subterráneo a sus puertas completará la dotación del remozado Clínico. Y la próxima rehabilitación del Hospital Provincial, que ya había quedado demasiado viejo y obsoleto a todos los efectos, secundará la oferta de la sanidad pública para Zamora, una sanidad que según las encuestas se halla hoy día mejor valorada que la privada.

En Benavente, donde continúan las obras de renovación y ampliación del Hospital Comarcal, que bien pudo haberse sustituido por uno de nueva construcción, el presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, ha defendido la firme apuesta de su Gobierno por la medicina pública de calidad en la que se llevan invertidos 114 millones de euros. Bien está, y así lo demuestra ese cuarto lugar obtenido por la comunidad, pero no hay que dormirse en los laureles sino seguir en la brecha.