Tal vez me hagan reiterativo los días transcurridos desde que leí la noticia. Llegó a mí el día 25 del pasado agosto, en Portugal, a través del «Diario de Noticias» de aquel país hermano. He visto en este diario, «La Opinión-El Correo de Zamora», un artículo (magistral, como todos los suyos) de don Ángel Macías, en el que se refiere al asunto que ocasionó el Proyecto y que también se refleja en el título del noticiario portugués. Don Ángel Macías lo tituló «Cabras», aludiendo a la solución del gravísimo problema: Los incendios que han asolado este verano el Norte de Portugal y Noroeste de nuestra provincia. Realmente es una solución ingeniosa y que podrá ser verdaderamente eficaz. Quizá la más radical sería terminar de una vez por todas con la impunidad que ampara a los incendiarios. Yo abogaría por convertirlos en espectadores forzados de la extinción de todos los incendios, no de modo simultáneo —claro está—, ocurridos después de su captura. Sin llegar a la «crueldad» merecida de hacerlos trabajar en la extinción, mantenerlos atados, aunque inactivos, en la primera línea de los trabajadores profesionales o voluntarios. Pero vuelvo a la noticia que deseo tan completa para nuestros paisanos como lo fue para los lectores del diario portugués.

El Proyecto es del Agrupamiento Europeo de Cooperación Territorial. Afectaría, de modo conjunto, a las provincias españolas de Zamora y Salamanca y a los distritos portugueses de Braganza y Guarda. Se contemplan los daños materiales ocasionados por los fuegos y también las 50.000 toneladas de anhídrido carbónico difundidas en la atmósfera el pasado mes de julio. La solución ideada, como dice don Ángel Macías, es introducir, en ese espacio territorial, 150.000 cabras que, pastando durante el invierno con la característica «barrida» de las cabras, limpiaran de elementos combustibles todo el suelo, impidiendo así la producción y propagación de los incendios estivales.

Pero la noticia del diario portugués no quedaba ahí; ni siquiera sólo en consignar los 558 puestos de trabajo (aludidos por don Ángel) que el Proyecto ocasionaría, desde pastores-cabreros a personal ejecutivo de empresas; La inversión importantísima (de 48 millones de euros) que se haría, crearía 187 entidades de distinta especie y que incluirían 12 queserías, 1 control de comercialización, 15 lonjas y 2 mataderos, uno en España y otro en Portugal. El beneficio estimado respondería a unos 30 millones de euros en ventas anuales.

No vi más datos que completaran la información y que dependerán, sin duda alguna, de las negociaciones establecidas entre las partes interesadas; por ejemplo, cómo se arbitraría la contribución necesaria para esa importante inversión; en qué cantidad estarían distribuidas las 150.000 cabras; dónde estarían establecidas las 12 queserías y las 15 lonjas; en qué país de los dos se hallaría la sede del «control de comercialización». Está claro que los mataderos se situarían uno en cada país; pero ¿en qué regiones o ciudades?...

Lo que, sin duda alguna, está muy claro es que se trata de un proyecto que debe animar a nuestras comarcas de la Raya, desde Sanabria a Sayago, para interesarse en el Proyecto, tomar parte en él de modo sustancial y obtener todos los beneficios posibles que se deriven del mismo. Hay que aprovecharse al máximo para que esta unión, surgida de la urgente necesidad, redunde en beneficio de la parte de nuestra provincia más afectada por esos repetidos incendios estivales. «La unión hace la fuerza»; y es palmario que en esta empresa proyectada van en estrecha unión España y Portugal; más aún, las comarcas colindantes que se tocan en esa preciosa Raya, cuyos habitantes despliegan una convivencia extraordinaria en festividades y ocasiones feriales conjuntas.

Afortunadamente se trata de comarcanos nada apáticos. Es proverbial la iniciativa de los oriundos de Sanabria y Carballeda, que han conseguido, por ejemplo, casi un monopolio en el sector de la gastronomía en Madrid; también es importante el empuje que despliegan en nuestra España alistanos y sayagueses; es impresionante la competencia que se ha establecido entre todos ellos y los gallegos en otras actividades y en distintos lugares de la vasta geografía española e internacional. Estoy completamente seguro de que acudirán con todo entusiasmo a lo que significa este gran Proyecto que se ofrece ambicioso.

Al principio he manifestado mi temor de insistir en un punto y en una noticia que habrán desarrollado mejores plumas en «La Opinión-El Correo de Zamora». Es algo inevitable cuando se trata de un proyecto tan beneficioso y del que está tan necesitada nuestra amada provincia. Pero, aún así, me arriesgo a ser aburridamente repetitivo, de acuerdo con una frase agustiniana que me enseñaron en mi juventud: «Nunquam satis dicitur quod non satis discitur» que, traducida a nuestra bella lengua castellana, reza así: «Nunca se dice bastante lo que no se aprende bastante». Y ¡son tan numerosas las veces en las que nuestra provincia ha dejado escapar tentadoras ocasiones!...