Estamos en tiempo de presupuestos, para el año próximo, y a estas alturas hay quienes ya tienen echadas las cuentas y quienes las están echando. Entre los primeros, el Gobierno de la nación y en parte la Junta de Castilla y León, y entre los que se dedican a cuadrar los números se encuentran las instituciones provinciales y locales. Quienes gobiernan en mayoría lo hacen con la tranquilidad absoluta de los que saben que por mucho que diga la oposición no existe problema para la aprobación presupuestaria, mientras que los que se hallan en minoría se preparan a librar la batalla para sacar adelante su proyecto.

La austeridad y el ahorro parece ser el lema de este año, más que nunca y aparentemente muy en serio, dadas las circunstancias económicas. Habrá reducción de gastos, por ejemplo en las nóminas de los políticos, y en las de los funcionarios, y en las de los pensionistas. Pero tampoco mucho más. Porque ni el Gobierno, ni la Junta ni los ayuntamientos van a reducir, que se sepa, el número de sus ministerios, de sus consejerías, de sus altos cargos, de sus cargos de confianza, de sus coches oficiales y de toda la parafernalia del protocolo. Sobran ministros, y consejeros, y asesores. Y sobran concejales a los que se paga un gran sueldo. En las grandes capitales, todavía se puede justificar, pero que Zamora, con una baja cifra de visitantes, mantenga un edil de libre dedicación al turismo resulta además un despropósito.

El Gobierno puede que sea el que más difícil lo va a tener, pues cuenta con casi toda la oposición en contra. Pero eso: casi toda, que no toda. En el PSOE saben muy bien del riesgo que el lance tiene porque de no conseguir apoyo para el visto bueno a los presupuestos en el Congreso, a Zapatero tal vez no le quedase otra que convocar elecciones, justo lo que el PP ansía sin disimulos. Lo que ocurre es que cuando se está en el poder son muchas las bazas que se tienen para jugar y mucho de lo que se dispone para ofrecer y vender a cambio. Así que lo más seguro será que al final los nacionalistas vascos sumen sus votos a los socialistas para conjuntamente salvar el escollo. Un apoyo que no será gratuito, naturalmente, pero esta es una cuestión habitual y que ningún partido puede echar en cara a otro. En cuanto a la Junta, en rotunda mayoría popular, le basta con pasar el rodillo como siempre.

Y algo parecido sucederá en Zamora. En el Ayuntamiento de la capital, aunque el equipo de gobierno municipal aparezca en minoría, de hecho ya no existe oposición. Los grupos de PSOE e IU marearán la perdiz como siempre, pero a la hora de votar, los dos ediles de Adeiza resolverán de uno u otro modo a favor del PP unas cuentas con déficit y con una deuda confesada de catorce millones. Deudas que aunque de menor volumen, lógicamente, se repiten en los ayuntamientos de Benavente y Toro, aunque el primero cuenta con superávit anual, lo mismo que la Diputación respecto al último ejercicio. Algo que habla, en ambos casos, de gestiones contenidas en el terreno de los gastos. Todos los presupuestos serán aprobados en su momento para enfrentarse al año venidero, que según los expertos puede ser más fácil que el presente pero que aun así será harto difícil.