No hay escrupuloso que no sea marrano, solía decir mi tía Niceta. George Bush hijo lo es. Políticamente no goza de consideración alguna. Se le ha llamado eso y mucho más. Pero es que como ser humano deja mucho de desear. No se ha enterado todavía que ciertas cosas entran en el sueldo. Imagino que cobra pensión por las dos legislaturas en las que fue inquilino de la Casa Blanca. Además, en Usa, los ex presidentes gozan de consideración, prestigio y predicamento, si lo exceptuamos precisamente a él, a Junior.

La mano de Bush hijo ha hecho historia. George W. Bush ha girado visita al maltrecho Haití de la mano de Bill Clinton. Dos hombres famosos como ellos han sido saludados por todo el mundo, como se saludan los hombres, a mano tendida y estrechada. Si será escrupuloso el tío éste, me refiero a Junior, que después de estrechar, me imagino cómo, las manos sudorosas y puede que incluso manchadas del polvo de la catástrofe de tantos nativos, no se le ocurrió otra cosa que limpiarse sobre la camisa impoluta de su compañero de viaje. El vídeo ha dado la vuelta al mundo poniendo de manifiesto lo que todos sabemos de W.

A mí que no me digan que se trata de un gesto de aprecio a Clinton que no me lo creo. Una palmada no tiene nada que ver con lo que hemos visto en el Telediario. George deja resbalar su mano sobre la espalda de Bill en señal inequívoca. Ya sé que las apariencias engañan pero en este caso no. El ex presidente norteamericano es un maniático reconocido, me explico, en usa es conocida su aversión a los gérmenes y su tendencia a limpiarse en la ropa de los demás.

Un poco guarrindongo sí es el buen señor. Circula por ahí otro vídeo de cuando era presidente, utilizando la chaqueta de una señora para limpiar sus gafas. Todo un presidente de Estados Unidos y sin llevar consigo un simple pañuelo con el que realizar ese gesto común a todos cuantos utilizamos gafas. El pañuelo es muy socorrido para ese y para otros menesteres, a lo mejor es que su familia no usa. Dios da mocos a quien no tiene nariz. Que semejante espécimen haya sido presidente del país más poderoso del mundo da qué pensar sobre la capacidad de los ciudadanos americanos para elegir al primer gobernante del país. Con el susodicho se equivocaron. A su nula popularidad mundial le remito. Ni en casa ni fuera de ella.

La mano de Bush que no tembló a la hora de firmar los papeles de guerras en las que se metió y nos metió, se muestra escrupulosa a la hora de dar la mano a un paria haitiano, posiblemente porque la tuviera sudorosa y por lo tanto pegajosa. Tiene bemoles. Pero, claro, no me extraña, no hay escrupuloso que no sea marrano. En eso Bush se lleva la palma. Que se lo pregunten a mister Obama cuando era senador por Illinois.