En respuesta a su carta y agradeciendo de antemano el buen tono de la misma, en la que intenta convencerme de que los motivos que originaron la inundación acaecida en esta comarca como consecuencia de la súbita avalancha de agua que trajo el río Órbigo el domingo 28 de febrero fueron ajenos a la CHD y a un desembalse masivo; antes de nada, quisiera repasar con usted, someramente, los daños sufridos en esta comarca como consecuencia de la citada inundación. Caminos, carreteras, infraestructuras y equipamientos municipales de numerosos ayuntamientos han sufrido daños importantes, así como muchas propiedades de vecinos que vieron cómo sus casas eran anegadas por el agua. Por otro lado, quisiera recordarle la economía eminentemente agrícola de esta comarca y comentarle como el agua ha inundado un gran número de explotaciones agrarias, de tal manera que el maíz sin cosechar, la remolacha sin arrancar y otros cultivos de invierno se dan prácticamente por perdidos; tampoco quisiera olvidarme del futuro inmediato de los agricultores, ya que los daños en infraestructuras como almacenes, equipos de riego, maquinaria, pérdida de capa cultivable arrastrada por el agua, etc., ponen en peligro la próxima campaña ya que estos tiempos de crisis hacen difícil obtener la financiación suficiente para la reposición de todo lo anterior.

Volviendo al tema que nos ocupa, nadie entiende de inundaciones como las gentes de Benavente y los Valles. En esta comarca confluyen los ríos Esla, Tera, Órbigo, Eria, Cea, Castrón, Almucera, y otros arroyos y regatos. Aquí todos sabemos que la regulación de los ríos es vital para nuestra comarca porque históricamente, de forma cíclica, las grandes avenidas de agua han anegado nuestros pueblos y campos de cultivo. Las épocas de lluvias se viven con cierta inquietud ya que estamos en manos de quienes regulan el caudal de los ríos a muchos kilómetros de distancia, río arriba. Aquí puede llover, o no, pero si se abren las compuertas de las presas sin medida, río arriba, todo hijo de vecino sabe que el desastre está garantizado en nuestra comarca.

El domingo 28 de febrero fue uno de esos aciagos días por inundación masiva en nuestra comarca. La inquietud en las gentes, los días precedentes, era evidente: había llovido de forma continua, pero pausadamente; los ríos venían cargados, pero asumían bien el caudal dentro de una tensa normalidad. Los comentarios coincidían, «si no sueltan el agua en los embalses, libramos». Siempre ha sido así, las presas sueltan agua y la comarca de Benavente se inunda, suele tratarse de inundaciones en diferido.

Nadie, insisto, nadie de esta comarca se cree que en las inundaciones pasadas no haya habido un desembalse masivo en el río Órbigo la tarde-noche del 27 al 28 de febrero. Nadie se lo cree porque tradicionalmente siempre ha sido así y porque la experiencia, por estas tierras y en estas cuestiones, nos da la razón. Da lo mismo que lo diga el presidente de la Confederación Hidrográfica del Duero, con informes de todo tipo en la mano, o que lo diga el sursuncorda; la razón y la experiencia nos dicen que un fuerte desembalse fue determinante en la inundación del 28 de febrero.

No obstante, obviando ese instinto adquirido a través de los años de experiencia al que antes me refería, en busca de la mayor objetividad y consultando los datos, supongo reales, que hace público la CHD durante esos días y que tanto usted como cualquier otro ciudadano puede consultar en la página web del organismo que usted preside, me veo obligado a contradecirle de nuevo.

El río Órbigo, a su paso por la estación de Cebrones del Río a las 08.00 horas del domingo 28 de febrero, registró un caudal de 885 metros cúbicos por segundo, cuando unas horas antes tan solo era de 290 m3/seg. La cantidad de agua que traía el Órbigo a su paso por Cebrones era el mayor caudal registrado en la historia de esa estación de aforos, seguido muy de lejos por el que se registró el 6 de enero de 2001, que fue de 588 m3/seg, que estuvo precedido por lluvias diluvianas y que supuso la anterior gran inundación de esta comarca.

Dado que el caudal del río en la madrugada del día 28 fue de 885 m3/seg. (600 m3/seg más que la tarde-noche anterior); que, el desembalse de Barrios de Luna fue de tan solo 0,5 m3/seg., según mantiene y certifica usted; que, los partes meteorológicos de esos días hablan de lluvias de débiles a moderadas y los medios de comunicación de la provincia de León no recogen ninguna catástrofe meteorológica en esas fechas en ninguna comarca de León; que, el otro embalse involucrado en el caudal del Órbigo y que recoge las aguas de una amplia zona de esa cuenca, embalse de Villameca, tiene una capacidad máxima de desagüe de tan solo 25 m3/seg. Habida cuenta de todo lo anterior, ¿puede usted explicar con datos y de forma convincente la aparición súbita de ese volumen de agua en tan corto espacio de tiempo? Si no es capaz de explicarlo ¿por qué no asume su responsabilidad como presidente de CHD, se rinde ante la aplastante evidencia de los hechos y reconoce un desembalse masivo como ya hicieron otros predecesores en su cargo en ocasiones similares?

Por terminar, este humilde concejal del Ayuntamiento de Benavente no espera menos de usted, como presidente de la Confederación Hidrográfica del Duero, que el impulsar y mantener con los Ayuntamientos de la Comarca una estrecha colaboración, porque en definitiva es lo que nos reclaman los ciudadanos, como bien dice usted. Eso sí, con transparencia, explicaciones claras y fácilmente comprensibles por todos y llamando a las cosas por su nombre.