La presentación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Zamora el pasado miércoles en La Alhóndiga y los debates previos y posteriores sobre un documento que ha dividido, al menos por ahora, al equipo de Gobierno y a los tres partidos políticos de la oposición por la querella contra Izquierda Unida, ha conseguido transportarme de nuevo a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, donde hace casi veinte años terminé mis estudios de Sociología. En el último curso de carrera teníamos "Sociología Urbana", una asignatura impartida por Jesús Maldonado. Recuerdo que el profesor nos recomendó la lectura de "Capitalismo y morfología urbana en España", un libro escrito por Horacio Capel, hoy catedrático de Geografía Humana de la Universidad de Barcelona.

El libro de Capel se publicó en 1975 por Los libros de la Frontera y ha tenido cuatro ediciones sucesivas y una edición ampliada en 1991. La tesis del autor es que, en una sociedad capitalista como la española, la ciudad y el espacio en general no pertenecen a sus habitantes y no son modelados en función de sus intereses, sino de acuerdo con los intereses, a veces contrapuestos, de una serie de agentes. En esencia, estos agentes son: los propietarios de los medios de producción (grandes empresas industriales y de servicios), los propietarios del suelo (grandes y pequeños propietarios), los promotores inmobiliarios, las empresas constructoras y, por último, los organismos públicos, agentes y árbitros en el proceso de producción del espacio urbano: agentes en cuanto que realizan operaciones concretas que contribuyen a modelar la ciudad y árbitros en cuanto que intervienen en los conflictos surgidos entre los otros agentes contribuyendo a superar sus contradicciones.

La tesis de Capel se ajusta a lo que hemos conocido hasta la fecha sobre la interminable elaboración, los debates y la presentación del PGOU de la capital. Es curioso, por ejemplo, que, mientras los portavoces de los tres partidos de la oposición (Carlos Hernández, Francisco Guarido y Miguel Angel Mateos) han solicitado, con buen tino, más tiempo para examinar el PGOU, los primeros que han reclamado su aprobación urgente han sido precisamente los promotores y constructores a través de la Asociación de Promociones de Actividades Inmobiliarias de Zamora y de la Asociación de Empresarios de la Construcción. Yo no conozco el contenido concreto del PGOU y, por tanto, no puedo valorarlo. Pero me parece sospechoso que hayan sido los promotores y constructores los primeros en abrir la boca y que, sin embargo, otros colectivos sociales no hayan dicho, hasta ahora, ni pío. Tal vez porque Capel ya pensaba en Zamora cuando en 1975 escribió el libro que hoy les he comentado.