F ermoselle ha vuelto a recordar esta semana, como lo hace todos los años coincidiendo con las fiestas patronales de San Agustín, la trascendencia que el fenómeno migratorio ha tenido en la provincia. Esta villa sayaguesa es un ejemplo de las luces y las sombras de este movimiento que durante el siglo pasado ha marcado la evolución general de la población de Castilla y León y su distribución geográfica. Zamora ha sido una de las provincias de la región más afectadas por el movimiento de capital humano entre distintas zonas de España y el mundo, que ha mediatizado el desarrollo económico y social. En los últimos años, la delegación en Zamora de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (Uned), con el apoyo de la Diputación Provincial, ha llevado a cabo una amplia labor de investigación y recopilación documental, que ha reforzado los lazos de la provincia con los emigrantes zamoranos repartidos por todo el mundo.

El mes de agosto es un ejemplo de convivencia entre los zamoranos de aquí y los de fuera. La provincia aumenta su población hasta superar los 300.000 habitantes. El ámbito rural recobra el movimiento de antaño y las fiestas que crecen por todos los rincones hermanan en la diversión a quienes tuvieron que marcharse en busca del bienestar que aquí se les negaba y los que se quedaron.

En los últimos cincuenta años la provincia ha perdido más de 110.000 habitantes, todos jóvenes, con una enorme capacidad de trabajo y llenos de inquietudes. Muchos de ellos han destacado y han conseguido el éxito en distintos ámbitos ya sea la empresa, la ciencia, el arte o el sector de los servicios.

Precisamente la relevancia social que han conseguido muchos zamoranos emigrantes contrasta con la mala situación económica de la provincia. Muchas veces se ha planteado la necesidad de que, de alguna forma, la provincia aproveche la experiencia de quienes nacieron aquí y han triunfado fuera. Para eso nada mejor que dejar hablar y escuchar a quienes han desarrollado con éxito su profesión lejos de Zamora. Esa filosofía movió la organización del congreso sobre la emigración celebrado en la capital en diciembre de 2005 gracias a la coordinación de la Uned y el patrocinio de Junta y Diputación. Nuestra provincia se convirtió por unos días en foro de reflexión sobre el fenómeno de la emigración, actitud que se ha mantenido después con un trabajo exhaustivo de recopilación y contactos permanentes con las asociaciones de emigrantes, quienes han guardado vivo como nadie el sentido de pertenencia a la tierra de origen.

Esta actitud de Zamora respecto a este fenómeno debe tener una recompensa, lo mismo que su iniciativa, primera en la región, de organizar las denominadas Operaciones Añoranza, que han permitido volver a su tierra natal a veteranos emigrantes residentes en Cuba y Argentina y a sus descendientes. Desde las páginas de este periódico ya se ha pedido para la provincia el Archivo Regional de la Emigración, prometido por el PP regional en su programa de las últimas elecciones. Este proyecto, que ya tiene antecedentes en otras provincias y que tiene un ejemplo claro en Asturias con la Fundación Archivo de Indianos, con sede en la localidad de Colombres, posibilitaría guardar la memoria de los emigrantes, la historia de la otra provincia zamorana.

Pero no sólo el Archivo Regional, Zamora debería reivindicar también la sede de un centro de interpretación de la emigración, un foro de debate permanente y a la vez un espacio donde ubicar un museo para recoger objetos singulares recuperados en centros y asociaciones de emigrantes zamoranos repartidos por todo el mundo. La capital de provincia, pero también otros municipios de la misma, cuentan con edificios singulares que podrían albergar todas estas iniciativas. En Zamora, el Palacio Antiguo de la Diputación o el inmueble que fue sede del Banco de España presentan condiciones ideales para acoger el Archivo Regional y el centro de interpretación.

Zamora debe también facilitar la vuelta de los emigrantes e incentivar el regreso de empresarios e intelectuales que han alcanzado fuera importantes logros en su vida profesional. La provincia necesita capital, pero también iniciativas que sirvan para desarrollar recursos como la industria agroalimentaria de calidad, el medio ambiente o el turismo.

En Zamora faltan ideas que, sin duda, pueden aportar quienes han vivido experiencias profesionales enriquecedoras en otros lugares. La vuelta de los emigrantes, sus hijos y nietos posibilitaría además aumentar el censo de población, una necesidad para esta provincia, que lleva años perdiendo activos y, por tanto, futuro.