Para gustos, colores. Y para los triunfadores de los Juegos, también. Pero entre tanto medallista no hay discusión posible sobre quiénes son los dos más grandes de Londres: Usain Bolt y Michael Phelps. Nadie como ellos han acaparado portadas en todo el mundo. Y quede claro: las portadas no se regalan.

Usain Bolt va por delante porque además de méritos deportivos «vende» su producto mejor que nadie. Digno producto del Actors Studio, el jamaicano ha logrado lo que nadie antes en el atletismo: repetir la triple corona de la velocidad ganando los 100, los 200 y el 4x100. En Pekín en las tres carreras rebajó el récord del mundo y en Londres «sólo» en el relevo.

Ganada ya la gloria olímpica, ahora podrá dedicarse a engrosar su cuenta corriente en los mítines de medio mundo; donde los récords, además, se pagan aparte. Un botón que sirve de muestra del imán mediático de Bolt: 80.000 twits por minuto se mandaron después de que ganara la final de los 200.

El Estadio Olímpico también nos deja otros dos nombres propios en mayúsculas: el keniata David Rudisha y el británico Mo Farah. El primero pulverizó su propia plusmarca de los 800 metros siendo el primero en bajar del 1.41 (1.40.91), y el segundo lograba el doblete en los 5.000 y 10.000 metros, algo reservado para auténticas leyendas.

Michael Phelps llegó a Londres con un espectacular bagaje de 16 medallas y sumó otra media docena para convertirse en el deportista con más metales de la historia: dieciocho oros, dos platas y dos bronces. La noticia, en su caso, no está en los días que sube al podio, sino cuando no: fue cuarto en los 400 estilos.

La china Shiwen Ye asombró al mundo nadando el último largo de los 400 estilos más rápido que el campeón masculino. Pero el gran botín en Londres era para la estadounidense Franklin, que a sus 17 años ganaba tres oros y un bronce.

Gran Bretaña hizo valer su condición de anfitriona para elevar a 65 su cosecha de medallas, de ellas 29 de oro. El más esperado, el de Murray en Wimbledon ante Federer.

Estados Unidos ganó su decimocuarto título en baloncesto, y sin ser el «Dream Team» de Barcelona-92, dejó algunos números para la historia, como el del récord de puntos anotados logrado ante Nigeria (156) o el de triples de Anthony (10).