Gran Bretaña está llevando a cabo, durante la preparación de los Juegos Olímpicos que se celebrarán en la capital británica a partir del 27 de julio, su mayor operación de seguridad en tiempos de paz por la amenaza terrorista tanto de Al Qaeda y sus grupos afiliados, como de los movimientos armados que se oponen a un acuerdo de paz en Irlanda del Norte.

El objetivo de tales ataques podrían ser las agencias de inteligencia británicas, pero la Comisión que las supervisa aseguró que los esfuerzos contra el terrorismo habían dado buenos resultados. "El Servicio de Seguridad considera que hay señales para un optimismo cauteloso, puesto que el número de ataques contra blancos de seguridad nacional cayó en el 2011", comunicó el presidente Malcolm Rifkind.

Sin embargo, añadió que los preparativos para los Juegos Olímpicos, que darán comienzo el 27 de julio, habían aumentado la carga de trabajo a la agencia de inteligencia doméstica MI5 y presentaban un "desafío crítico para todo lo que involucra". Por su parte, la Oficina del Interior quiso tranquilizar a la población asegurando que en ningún caso se pondrá al país en riesgo.

El mes pasado, el jefe de MI5, Jonathan Evans, dio la voz de alarma al afirmar que militantes de Al Qaeda estaban usando países que lograron derrocar a dictadores durante la Primavera Árabe como bases para entrenar a jóvenes radicales dispuestos a atacar a Gran Bretaña.

La Comisión advirtió entonces del peligro que correrían las agencias de inteligencia, que ya habían estado bajo presión durante todo el año 2011. Además, dijo que los ciberataques representaban un grave riesgo para la seguridad británica e inquirió en si habían sido suficientes los progresos que se habían realizado para instalar un Programa de Ciber Seguridad de 650 millones de libras, el cual se anunció hace 18 meses.