Me gusta el nombre, Apaches. Además de la serie que el lunes estrenó Antena 3 -con buena audiencia- es el nombre de la novela en la que se basa la historia.

Según escucho en Espejo público a Susanna Griso, que hace promoción de Apaches con Eloy Azorín, uno de sus protagonistas, aunque "yo no la he leído aún, todo el mundo lo ha hecho". Yo tampoco, Susanna, yo tampoco. Pero sí vi el estreno, y vi que el autor, Miguel Sáez, es el adaptador y uno de los guionistas de Apaches, que se contará en una temporada de 12 capítulos. En el primero, con certera presentación de personajes, ambiente en que viven, y rápida exposición de la historia -el joven periodista Miguel, Alberto Amman, se entera de que la ruina de su familia se debe a la estafa de los socios de su padre, que está dispuesto a vengar, y ahí entra su amigo de la infancia, un quinqui noblote de barrio que interpreta Azorín-, se consumió sin pestañear, y eso que en nuestro país, los 70 minutos por entrega no te los quita nadie.

A pesar del tiempo que Antena 3 la ha tenido guardada, más de cuatro años, Apaches se defiende sola. Arranca con tensión, se desarrolla con calma, y apunta a un desenlace que promete momentos de excelencia a un ritmo que intuyo irá creciendo.

Directores de talento testado como Daniel Calparsoro forman el trío que firma los 12 capítulos.

Por cierto, en Apaches vemos a un Paco Tous en un registro distinto al acostumbrado. Su personaje es turbio, un canalla sin escrúpulos, un mafioso de barrio que Paco retrata con inquietante verosimilitud.

Y un pero destacado. ¿Todos los capítulos tendrán tan mal sonido como el que sufrí en algunos momentos del primero? Y no, no estoy teniente.