Jesús Vázquez se pone al frente de ‘Proyecto Bullying’ un programa de cuatro capítulos contra el acoso escolar y que comienza su emisión esta noche en Cuatro. Él mismo lo sufrió en su piel desde que tuvo once años y hasta que cumplió los quince. Aunque no tiene rencor a sus acosadores, tiene claro que hubiera actuado de otra manera. Si viajara al pasado se lo diría a sus padres porque facilitaría mucho las cosas y es desde la experiencia y rodeado de expertos cómo consigue aconsejar a algunos de los niños que lo sufren hoy en día. Sincero y con la mano en el corazón habla de cómo vivió él el rechazo de sus compañeros y nos da varias pinceladas de este programa.

Se te ve muy contento con el proyecto

Sí, muy ilusionado. Creo que es el más especial, me gusta todo lo que he hecho en la vida hasta el que no ha salido bien pero este es muy especial. Me toca mucho en lo personal, es urgente que demos pasos para que no se vuelvan a repetir tragedias como la de Lucía, la niña que se quitó la vida hace unas semanas. No pueden seguir pasando estas cosas, nos tenemos que empezar a mover como sociedad. Antes hacía referencia a los holandeses porque admiro de ellos eso, legislan su realidad, tienen prostitución la legislan, las drogas las legislamos. Tenemos que empezar a legislar aquí a tiempo real, no podemos esperar 10 años a sacar una ley que proteja a los niños porque seguirán sufriendo acoso. Es urgente que este debate social se abra y eso haga que la presión social llegue al Parlamento y se empiece a legislar.

Aunque se te ve muy ilusionado, ¿Revives de alguna manera la historia?

He pasado momentos muy malos al principio, ahora se me ha hecho un poco de cayo (ríe). Este proyecto lleva en marcha mucho tiempo, la primera vez que oí hablar de él fue en mi 50 cumpleaños y de eso hace un año y medio. Llevamos un año y medio trabajando en eso, para mí fue como un regalo de cumpleaños. Cuando me lo dijo Paolo y María, de la productora y que además son amiguetes de hace muchos años, lo sentí como un regalo que me había llegado a los 50. Me dijeron que querían hacer un programa sobre bullying y que yo fuera quien estuviera con los chavales. Dije esto es por algo y desde entonces estuvimos trabajando. He implicado mucho tiempo para conseguir sacar adelante cuatro capítulos, parece que al final lo hemos logrado.

¿Cómo ha sido esa participación tuya?

Sabéis que a mí me gusta mucho involucrarme en lo que hago para sentirlo como mío y mucho más en esto. Desde que acepté el proyecto empezó un proyecto muy largo desde la selección de chavales y tratando de buscar perfiles. Desde el primer momento fuimos muy cuidadosos, buscando casos que fueran lo suficientemente claros, casos en los que pudiéramos ayudar pero que no fueran tan extremos que se nos fueran de las manos. En realidad, nosotros no somos ni las instituciones, ni somos la autoridad ni expertos y aunque tenemos expertos como psicólogos por ejemplo, somos televisión; descartamos muchos casos porque creíamos que eran casos demasiado grandes para nosotros. Creíamos que tenían que tener un tratamiento mucho más profesional y fuera de las cámaras, se me rompe el corazón pero había gente ya muy afectada y muy deteriorada que es increíble. Suena horrible hablar en estos términos pero nosotros hemos elegido testimonios normales.

¿Hay casos que no tienen solución?

No, hay casos que eran demasiado graves para que nosotros los tratáramos y entonces nos reuníamos para decir que ahí no nos podíamos meter. Hay chavales que están en un nivel de baja autoestima, de depresión, de estrés post traumático, de intento de suicidio, son casos que nosotros evitamos porque son demasiados serios para que se meta la televisión. Había otros casos que hemos tenido que descartar pero por lo contrario, porque igual llamaban para decir que le habían quitado un chicle y eso no es acoso. Ahí empieza una selección, seguimiento del caso y muchos viajes. Ha habido que grabar el programa en varias tandas, primero abordar el problema, grabar con las cámaras, conocerlos, volvíamos a enseñar el material a su familia, luego al colegio. Cada uno de los casos que eran fuera de Madrid teníamos que hacer por lo menos cinco o seis viajes todo el equipo, han sido muchas horas, mucha dedicación y muy duro el trabajo. Tenía que conocer el problema, llamar a los colegios al director y decir que era Jesús Vázquez que teníamos imágenes que se las queríamos enseñar y me colgaban.

¿No había buena recepción por parte de los colegios?

Hemos tenido muchos problemas, ha habido algún centro escolar que se ha portado muy bien. La mayoría de colegios a los que hemos llamado diciendo que había acoso nos colgaban, no querían hablar, no nos facilitaron nada el trabajo. Hemos tenido incluso en algunos casos a los alumnos que querían visionar imágenes porque ese es el objetivo del programa, concienciar al grupo y que se den cuenta de lo que está sufriendo el compañero, que buscar instalaciones fuera del centro para enseñárselo a ellos porque no nos dejaban hacerlo en el centro. Pero lo hemos hecho y se va emitir (ríe).

¿Te ha sorprendido encontrarte tantos casos de acoso?

: No me ha sorprendido encontrarme tantos casos de acoso porque todos hemos sido niños, hemos estado en una clase y todos los hemos visto, en mayor o menor medida hemos estado cerca de casos de acoso. Hemos visto al que todo el mundo se mete con él, al que todo el mundo le da collejas, al que le ponen el mote, al que le roban el bocadillo en el recreo. O nos lo han hecho a nosotros mismos o lo habéis visto hacer, algunos a lo mejor decís que no y os felicito porque habéis tenido una infancia perfecta y habéis sido una excepción. Pero la mayoría de los niños viven cerca esa historia, no me sorprende el número pero sí la actitud de los centros y las familias de otros niños. Se ha hablado con padres de compañeros de los niños acosados y también nos han cerrado sus puertas, decían que su hija no había hecho nada y que no querían saber nada. El problema es que su hija puede ser la siguiente, o tu hija puede ser la que ayuda a acosar ¿no te interesa saberlo? Las instituciones, los centros educativos nos han puesto muchos palos en el camino.

¿Parte del problema es que lo hemos minimizado y que dónde había acoso veíamos sólo gamberradas?

Claro, eso pasaba con la violencia de género, se asumía como normal pero estamos viendo que no, genera muchas secuelas que en muchos casos quedan para toda la vida como el estrés, la ansiedad, de baja autoestima, de dificultades en las relaciones con los demás. Estás destruyendo lo más valioso de los demás, los niños.

Hablas de secuelas ¿cómo se supera eso?

Las secuelas se superan pero se te queda la muesca en el corazón, yo lo sufrí entre los 11 y los 15 años. Tuve mucha suerte porque aunque lo pasé mal unos cuantos años luego se produjo una transformación muy rápida, con la adolescencia sin quererlo cambié físicamente y empecé a hacer deporte y de la noche a la mañana cambió mi vida radicalmente. Aprovechando ese cambio, me subí a la ola y tiré para arriba pero muchos no lo logran. Si de repente no tienes ese cambio físico, eres acosada de niño o niña porque eres gordito y de mayor sigues teniendo exceso de peso, igual no llegas a superar nunca esos complejos que te crearon los que te maltrataban. Lo que me pasó fue milagroso porque yo tenía el perfil clásico aunque es horrible decir eso porque no hay ninguna razón para acosar a otro niño, que es lo que hay que promover.

¿Cuál es el consejo que les darías tú?

Aunque es muy difícil el primer paso que hay que dar es contarlo en casa, es el primer gran desahogo. Los chavales con los que hemos tratado en el programa ya habían dado ese paso porque sino nunca lo habríamos sabido, entre otras cosas porque al teléfono que ponemos en la tele y que respetamos a rajatabla debe llamar un adulto para contarnos el caso y no el niño ,o bien, también nos llamaba la asociación proponiéndonos algún caso que ellos conocían y sólo así lo aceptábamos así que hasta en eso hemos sido escrupulosos. Hablar en casa les va a ayudar porque se sentirán protegidos, sus padres serán conscientes de lo que pasa y podrán ir con ellos a afrontar el problema. Les supone un enorme alivio el poder contar cómo les ha ido el día, hoy me han hecho tal, me están haciendo ciberacoso, me están mandando mensajes, de repente ya no es ese infierno en soledad.

¿Te identificabas con los chavales o eras capaz de abstraerte un poco?

Me costó mucho no abstraerme, me costaron unas cuantas lágrimas, ya sabéis que últimamente las suelto con mucha facilidad (ríe). En este caso me he tenido que salir a veces de las situaciones, entrábamos en su casa, en su habitación y en ocasiones yo me quedaba a solas con ellos para que me contaran un poquito más. Me enseñaban su habitación y ahí vas viendo cosas con las que se te ponen los pelos de punta, un corcho dónde no hay fotos, sólo una con sus padres y otra con un perro y le preguntas que por qué no tienen fotos con sus amigos y te dicen que es porque no los tienen. ¿Pero nadie? y te dicen que no, te da una cosa de repente. Le dices que si quieren que te haces una con ellos...

¿Te has reencontrado con tus acosadores del pasado?

No y fíjate porque anoche pensaba que me iban a hacer esa pregunta. No recuerdo a ninguno de los que me acosaron, sí los momentos de violencia y el acoso en sí pero no las caras. Sin embargo, me acuerdo perfectamente de los nombres y apellidos de los únicos que fueron mis amigos.

¿Y te has planteado lo que le dirías hoy si les tuvieras delante?

A mis acosadores si les tuviera delante no les diría nada porque no merece la pena, yo lucho todos los días para que en mi corazón no haya rencor, ni odio ni ganas de venganza porque eso es como dijo la Gran Princesa Leia que en paz descanse, es como comerte el veneno y esperar a que se muera el otro.

¿Quiénes eran tus héroes?

Uf, qué difícil. Muchos de estos chavales que están luchando y que no se rinden a pesar de todo lo que he visto sufrir siguen ahí, a algunos les hemos ayudado mucho, todos esos chavales que están ahí pasando el calvario y tirando para adelante son unos auténticos héroes.

¿Qué le diría el Jesús de 51 años al de once cuando sufría acoso?

Lo que le digo a los de ahora, que se lo dijera a mis padres porque me hubiera aliviado mucho el sufrimiento, yo no lo decía y tenía que hacer un papel de que todo iba bien aunque me hubieran hecho una diablura.

¿Cómo reaccionan las familias de los niños?

Cuando hablamos con ellos ya son conocedores del problema, han ido al colegio y en el propio colegio no le han dado importancia o han intentado otras vías para resolver el problema de su hijo y como no lo encontraban, han acudido a nosotros. Todos los padres con los que he tratado de niños acosados están muy concienciados, sufren mucho cuando les ponemos las imágenes de su hijo de cómo les acosan y ese momento cuando lo tengo que ver con ellos es durísimo y horrible. Es una forma muy buena de concienciar para que otros padres que lo estén viendo puedan concienciarse de que a lo mejor a su hijo le está pasando y él todavía no se ha enterado.

¿Se podría localizar a esos culpables en las redes sociales?

No sé, es una pregunta muy compleja. No sé lo que está llevando a la sociedad, si es que es verdad que hay muchos más casos o es que se están denunciando más, no se sabe a que achacar. Es la sociedad que estamos construyendo, no sé porque los chavales se están convirtiendo agresivos entre ellos. Siempre lo ha habido pero yo hablo con mis mayores, con mi padre, mis suegros, gente de más de 70 años y ven todo esto un poco raro. Me dicen que en la escuela y en el pueblo los chavales se peleaban pero nunca se ha perseguido a uno ni se le acosaba, luego arreglaban sus diferencias. No estaban todo el día haciéndole daño a uno.

Con las redes sociales no acaba el acoso cuando llegas a casa sino que sigue...

Ese es el drama de ahora, yo tenía el refugio de que sabía que el acoso terminaba a una hora determinada y ahora no lo saben. Por eso es muy importante que los padres lo sepan, que el acoso sigue en casa y que tienen que ayudarles.