a han pasado las fiestas navideñas, y reflexiono sobre sus símbolos y las fiestas en los centros escolares. Siempre he considerado que las escuelas deben ser lugares de encuentro, integración, interculturalidad y enriquecimiento. Me comentan que en algunos colegios existe el debate de si hay que poner el belén o no, que eso puede molestar a alumnos de otras religiones o creencias. El miedo es endogámico en el ser humano. El desconocimiento produce miedo, el miedo rechazo, y el rechazo, produce incomprensión pudiendo llegar al odio.

Sin entrar en temas teológicos, voy a dar mi humilde opinión. ¿Qué es el belén para los niños ? El nacimiento de un nuevo ser. Evento de alegría, ilusión y esperanza para la familia y allegados; la colocación de animales y elementos decorativos de la naturaleza, que los niños ven como lejanos. Algunos nunca han visto gallinas, conejos y camellos o los ven en zoológicos. Algo que debería ser cotidiano y normal lo viven como extraordinario. Y es algo artístico, con montañas, ríos, puentes, hierbas... haciendo volar la imaginación, ¡ qué grandeza !, en unos tiempos en que los currículos mandan. También está la llegada de los reyes magos con sus regalos, momentos mágicos que pasan en pocos años, que esperan con ansiedad. Y ese día, viendo sus caritas y ojos brillantes, llenos de ilusión, hace que los padres perdamos la cabeza.

¿Y ese niño que nace, quién es?. Según Flavio Josefo, historiador judío del siglo I, en sus escritos recoge que Jesús de Nazaret es un personaje histórico, que marcó a una parte de la sociedad judía.

La historia de Papá Noel comienza con san Nicolás de Bari, nacido en torno al año 280 en Myra (Turquía). Era un sacerdote que tenía especial debilidad por los niños, de carácter solidario. Su bondad se basa en la historia de un hombre que tenía tres hijas que no podían casarse al ser muy pobres sus padres, por lo que estaban "condenadas" a quedarse solteras. Cuando san Nicolás se enteró, entró en la casa de la familia por una ventana y metió en los calcetines de las niñas, que colgaban de la chimenea, el oro suficiente para que pudieran casarse cuando tuviesen la edad. San Nicolás falleció el 6 de diciembre del año 345. Puesto que esa fecha está muy próxima a la Navidad, se decidió que ese santo era la figura perfecta para repartir regalos y golosinas a los niños ese día. Cuando los musulmanes invadieron Grecia en el siglo XI, los cristianos trasladaron sus reliquias a Bari (Italia). En esta ciudad se produjeron tantos milagros que la popularidad del santo se extendió por toda Europa. En 1624, cuando los inmigrantes holandeses fundaron Nueva Amsterdam -actual Nueva York-, extendieron la figura de san Nicolás.

La deformación del santo en Papá Noel comenzó en 1809, con el escritor Washington Irving, al cambiarle el nombre de San Nicolás por el de Santa Claus -raíz del nombre del santo en alemán, san Nikolaus-. Los rasgos físicos del personaje, en 1863, las atribuyó el dibujante alemán Thomas Nast. En torno a 1850, el Santa Claus estadounidense se propagó por Europa. Pero el gran impulso del personaje se la dio una campaña publicitaria de la multinacional Coca Cola en 1931. En la actualidad, este santo personaje, que vive en el Polo Norte junto a su mujer y duendes que hacen juguetes, viene en su trineo tirado por siete renos volando la noche de Nochebuena para dejar regalos a niños y mayores. Y en los colegios está presente, sin ningún tipo de problemas, junto a "sus gorros".

Respecto al árbol de Navidad, en la antigüedad, los germanos estaban convencidos de que tanto la Tierra como los astros pendían de un árbol gigantesco, el "divino idrasil" o árbol del universo, cuyas raíces estaban en el infierno y su copa, en el cielo. Ellos, para celebrar el solsticio de invierno -que se da en esta época en el hemisferio norte-, decoraban un roble con antorchas y bailaban a su alrededor. Sobre el año 740, san Bonifacio -el evangelizador de Alemania e Inglaterra- derribó ese roble que representaba al dios Odín, remplazándolo por un pino, símbolo del amor eterno de dios. Este árbol fue adornado con manzanas -representación de la tentación en los cristianos- y velas -símbolo de la luz del mundo y la gracia divina-. Al ser una especie de hoja perenne, el pino es símbolo de la vida eterna. Además, su forma de triángulo representa a la Santísima Trinidad. En la Edad Media, esta costumbre se expandió por todo el viejo continente y, luego, con el descubrimiento de América, al Nuevo Mundo.

¿Qué significa cada adorno? Todo fue cambiando con el paso de los años y aquellas manzanas y velas del comienzo, hoy se han convertido en las tradicionales esferas y las guirnaldas con luces de colores. Las "bolitas" representan los dones que dios les da a los hombres. Las de color azul simbolizan el arrepentimiento; las rojas, las peticiones; las doradas, las alabanzas; y las plateadas, el agradecimiento. La estrella representa la fe que guía nuestra vida. Es habitual ponerla en la punta del árbol. Las cintas y los moños simbolizan la unión familiar y la presencia de nuestras personas queridas alrededor de todos estos dones. La finalidad de las luces, no importa el color o si se encienden o se apagan, es la de iluminar nuestro camino en la fe.

Por su parte, Halloween es una celebración popular de culto a los muertos, tradicional de los países anglosajones. La palabra procede de la expresión inglesa "all hallow´s eve", que significa "víspera de Todos los Muertos". Se celebra durante la noche del 31 de octubre. Tiene su origen en Irlanda, en los ritos celtas, quienes antiguamente celebraban todos los años al final del mes de octubre -coincidiendo con el equinoccio de otoño- un festival conocido como "samhain", que marcaba el fin de la temporada de cosechas y el año nuevo celta. Se pensaba que durante esta noche los espíritus -tanto buenos como malos- regresaban a visitar a los vivos, razón por la cual se creó un conjunto de rituales en torno a esta creencia. De allí paso al Reino Unido y luego a los Estados Unidos, y desde entonces se ha ido popularizando en Latinoamérica, y cada vez más en España.

En la simbología de Halloween se emplean muchos símbolos con diferentes significados. Los principales son las calabazas con expresiones malévolas con una lumbre en su interior, las brujas, los gatos negros, los fantasmas, las calaveras y los disfraces. La razón principal por la que emplean estos símbolos de terror es por protección, para repeler a los espíritus malignos que durante esta noche se cree que visitan el mundo de los vivos. Por eso, el uso de velas, que ayudan a los espíritus a encontrar el camino; o disfraces, que permiten protegerse de los espíritus malignos. Hay muchas tradiciones asociadas a la celebración de Halloween. La más conocida es el juego de "truco o trato", en que los niños disfrazados y con una cesta salen a pedir de puerta en puertas golosinas. Ofrecen dos opciones a quien abre: un truco, que supone una amenaza o maldición, o un trato, que por lo general consiste en golosinas. Esta celebración se encuentra asociada en el imaginario cristiano a las prácticas de hechicerías, sortilegios y adivinaciones, a la invocación a los muertos y a los rituales satánicos. En este sentido, Halloween es firmemente reprobado por el cristianismo.

El carnavales es, muy posiblemente, la fiesta pagana que más personas celebran en todo el planeta. Son días de baile, disfraces y mucha diversión. El hecho de disfrazarse, pintarse la cara y festejarlo es un acto que se remonta a la antigüedad, al pueblo sumerio que ya lo realizaba hace 5.000 años. Su verdadero significado es "carne para Baal", Baal era el dios supremo adorado en Canaán y Fenicia. Lo adoraban con sacrificios de animales y personas, preferentemente bebés . Otra forma, era practicar toda clase de inmoralidad, deleites y placeres perversos. En esencia era entregar al diablo (Baal) los cuerpos (la carne), ya sea en sacrificios quemados o en acciones viles y despreciables. Hoy en día, el carnaval es una continuidad de los antiguos saturnales, las festividades romanas que se celebran en honor al dios Saturno. A raíz de la expansión del cristianismo fue cuando más auge tomó y la fiesta adquirió el nombre de Carnaval, teniendo como motivo principal el hecho de despedirse de comer carne y llevar una vida piadosa durante el tiempo de cuaresma. Eran tres días de celebración a lo grande, en lo que casi todo estaba permitido; de ahí uno de los motivos de ir disfrazado, taparse el rostro y salvaguardar el anonimato.

Como vemos, en los colegios existen numerosos eventos cuyas raíces siempre son religiosas, como el belén. Pero los alumnos los ven con "ojos de niños". De fiesta y diversión, sin entrar en cuestionar sus raíces; disfrutan y punto. Tengo la esperanza de que todo se lleve con naturalidad, ya que me han comentado, que muchos niños de otras religiones han participado en los actos de navidad de los colegios con naturalidad y sintiéndose integrados; aprendiendo nuevas tradiciones. Ahora la "religión" que manda es la televisión, con sus programas y marketing, y nos parece bien. Espero que algo nuestro -solo en España, parte de Italia y Alemania se ponen belenes como tales, aunque existen otras formas parecidas en otros países-, siga figurando como algo tradicional, y no tengamos que crear luego asociaciones y destinar tiempo y labores personales a recuperarlo dentro de algunas generaciones.

¡Veamos las cosas con ojos de niño!