Allá por septiembre del año 1996 comenzaba su andadura nuestro centro, tutelado durante los dos primeros cursos por el IES Universidad Laboral de Zamora. Fueron momentos en los que las reformas educativas de la época facilitaron la construcción de numerosos centros de carácter rural por toda la geografía española. Dos años más tarde, con Manoli Calzada al frente, comenzó a volar solo, como esa joven ave que sale del nido para descubrir por sí misma el mundo. Junto con Manoli como directora, estaban Jesús, Ángel, José Álvaro, Teo, Lorenzo y Beatriz, siete valientes que, ayudados por otros compañeros y con más ganas que medios, consiguieron dar a este centro una entidad e imagen propias. Sin embargo, pocos apostaban por su continuidad, incluso cuando el propio instituto estaba en fase de construcción. Decían que tenía fecha de caducidad, «ya lo veréis, ya».

Eran otros tiempos, en los que los alumnos poblaban las aulas de este y de los otros centros de la comarca alistana -Fonfría, Nuez, Mahíde, Riofrío y Alcañices-, algunos datos e imágenes están guardados en las hemerotecas y en las memorias de aquellos alumnos y profesores que pasaron por allí. ¡300 estudiantes a la vez! ¿Dónde quedó aquello?

Cuentan los lugareños que la construcción del centro supuso una revolución en la zona; los chicos y chicas alistanos ya no tenían que irse a estudiar la Secundaria y el Bachillerato a Zamora; podían quedarse aquí, en su casa, con los suyos. Y aunque los madrugones eran importantes, y las carreteras no acompañaban, Aliste ya no iba a sufrir esa sangría demográfica que estaba en ciernes y que amenazaba con dejar esta comarca como un solar -como se suele decir en lenguaje coloquial-. Lástima. El tiempo, en este caso, ha actuado como un verdugo que ha ido diezmando de manera inexorable la población, demasiado envejecida, a veces agotada de luchar contra su propio destino. Aún así, todavía quedan algunos luchadores que no cejan en su empeño de que Aliste vuelva a ser lo que un día fue o que, al menos, no empeore de cómo ahora está.

Volviendo a lo que nos ocupa, aún resuenan en la memoria de muchos grandes momentos que el IES Aliste les dio; algo tan simple como conocer otras ciudades no tan lejanas, ver el mar por primera vez, o disfrutar de las importantes jornadas culturales que se celebraban anualmente en este instituto, reconocidas a nivel ministerial con un Premio Nacional de Calidad Educativa (año 2004); eran días en que lo curricular pasaba a un segundo plano, en los que numerosas y muy diversas actividades se desarrollaban con la colaboración de profesionales, de voluntarios, de empresas y de entidades que ayudaban a nuestros alumnos a seguir creciendo, si no en lo académico, sí en lo personal, social y emocional. Acaso el cansancio, el desgaste o la propia inercia, hicieron que dejaran de celebrarse sin que el tiempo haya podido borrar de la memoria tantas y tan buenas iniciativas.

Otros hitos importantes de nuestra historia fueron las menciones y premios obtenidos por nuestro Plan de Lectura, que en la actualidad continuamos desarrollando a través de diversas actividades y la participación en las Jornadas que, a nivel provincial, se celebran con carácter bianual. Cómo olvidarnos de los premios nacional y europeo de eficiencia energética, allá por el curso 2011/2012, que nos demuestran que con pocos medios, escasas inversiones, y mucha imaginación y trabajo, se pueden conseguir grandes logros.

Y como todo cambia y evoluciona, el centro siguió creciendo en medios, en oferta académica, en recursos, a la vez que disminuían sus inquilinos. ¿Tiene esto sentido? Sin duda, sí. Porque en este centro, al igual que en otros de carácter rural de nuestra provincia y comunidad, el principio básico que ha guiado sus actuaciones es el de la igualdad de oportunidades (la retórica hablará de discriminación positiva, de equidad o de justicia social). Lo podemos llamar como queramos, pero si algo tenemos claro en este centro es que los alumnos, los profesores, las familias, deben tener a su disposición los mismos recursos y oportunidades que cualquier otra comunidad educativa, se encuentre donde se encuentre. Los avances tecnológicos, los medios y recursos didácticos y la formación del profesorado, entre otras cuestiones, tienen sentido cuando llegan a todos, y de forma especial a aquellos que, por razones sociales o geográficas, tienen más dificultades y menos recursos.

En la actualidad tenemos 128 alumnos, repartidos en 6 unidades de educación secundaria obligatoria y 4 de bachillerato; disponemos de medios didácticos adecuados; apostamos de forma decida por la formación del profesorado, la innovación tecnológica, metodológica y didáctica; pretendemos que el IES Aliste esté en la vanguardia, que sea el altavoz de la zona; queremos abrirnos al exterior, colaborar con centros y alumnos de fuera de nuestra zona de confort, dar a conocer nuestro trabajo y empaparnos de las experiencias de los demás. Esta es la forma de seguir creciendo, de dar un verdadero sentido a la formación de nuestros alumnos.

Estos, nuestros alumnos, ya no solamente sueñan con ser médicos, fisioterapeutas, arquitectos, biotecnólogos, ingenieros aeroespaciales, maestros, matemáticos, economistas, físicos y psicólogos, técnicos informáticos o medioambientales, especialistas en muy diversos campos laborales, como la restauración o la automoción, sino que lo son. Lo hemos conseguido. ¿Qué nos faltan? Alumnos. ¿Qué nos sobran? Ganas, las mismas con las que seguiremos mirando al futuro con esperanza y con la satisfacción de haber conseguido nuestros objetivos en el pasado.

El futuro es incierto, somos conscientes. Pero, por si a alguien le queda alguna duda, este centro no tiene fecha de caducidad; más bien al contrario, es de consumo preferente, en el más estricto sentido de la expresión.