El pasado 30 de noviembre, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) cerraba en Viena un acuerdo por el que las principales petroleras debían reducir la producción de crudo. Según este cártel petrolero, que aglutina el 42% de la producción mundial de crudo, el objetivo de acortar en más de un millón de barriles diarios su producción.

La medida busca la subida de precios y establecer un equilibrio del mercado por encima de los 50 dólares por barril. Y los efectos han sido más que inmediatos. El primero de ellos es la subida del 17% en el precio del barril de Brent, medida de referencia en Europa, situándose en los 54 dólares, lo que supone su nivel más alto en más de un año.

Sin embargo, para que esta medida surta efecto la OPEP necesita de la colaboración de otros grandes países exportadores de petróleo. Rusia y Omán han sido los primeros países en sumarse a la decisión, lo que eleva al 55% los productores mundiales que recortarán su producción.

¿Cuál será la tendencia?

A partir del 1 de enero y durante los siguientes 6 meses, la OPEP ha fijado la producción de barriles en 32,5 millones diarios. Entre los países que más disminuirán su producción se encuentra Arabia Saudí, principal productor del cártel, con 400.000 barriles. Rusia, por su parte, congelará su producción con hasta 300.000 barriles menos, al igual que otros países ajenos a la OPEP.

Por el contrario, la medida cuenta con varios países que no la llevarán a cabo por diversos motivos. Libia y Nigeria, dados sus conflictos internos, no la cumplirán mientras que Irán aumentará su producción casi hasta los cuatro millones una vez terminadas las sanciones internacionales que le habían impuesto.

Si se cumplen las previsiones de todos los países el recorte total sería de 1,8 millones de barriles al día y la tendencia que se espera para los próximos meses es que continúe el ascenso del precio del Brent, consolidándose por encima de los 60 dólares y pudiendo, incluso, superar las mejores expectativas llegando a los 100 dólares.¿Cómo repercutirá a los españoles?

Las repercusiones de esta medida no son nada beneficiosas para nuestro país y se empiezan a hacer notar, ya que se depende en exceso de esta materia prima. Sin yacimientos petrolíferos propios, España importa cada año hasta un 99,6% de lo que consume, procedente de países como Arabia Saudí o México. Desde enero y hasta septiembre, el gasto en la adquisición de hidrocarburos alcanza ya 21.146 millones de euros, cifra que aumentará hasta final de año, más si cabe con la subida en el precio del crudo.

Otro de los efectos que provoca la decisión de la OPEP es el encarecimiento del proceso de producción y de productos que incluyan petróleo y sus derivados en su proceso productivo, y cuya principal consecuencia es la pérdida de competitividad en la economía española. Este alza del IPC golpeará a los hogares, ya que superará los salarios y las pensiones, que no parece que vaya a subir en los próximos meses en nuestro país.

Pero la primera consecuencia que notarán nuestros bolsillos será la del precio del carburante. Según el Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital, el precio de la gasolina y el diésel, orientados a la automoción, crecerán en el corto plazo un 5%.

Si a principios de año, desde el ministerio de Economía se auguraba un crecimiento del PIB nacional del 0,5%, gracias a que el precio del barril de Brent se situaba en los 30 dólares, ahora la situación cambia y las consecuencias del precio al alza del crudo pueden variar esas previsiones. Sin embargo, habrá que ver si, dado el historial de muchos de estos países, llegan a cumplir el acuerdo al pie de la letra.