Dos de dos. Sin aparente esfuerzo, dando espectáculo, divirtiéndose en la pista, como si fuera un juego... El festival de la selección española de baloncesto en el debut contra Montenegro siguió en la segunda entrega del Eurobasket ante la República Checa. Cambiaron algunos de los protagonistas principales, pero el desenlace fue el mismo: otro triunfo contundente, indiscutible y amenazador para cualquiera de los otros aspirantes al oro de esta cita continental con final en Estambul.

La batería de recursos que ha mostrado España en estos primeros 80 minutos de campeonato ha sido ilimitada. Da gusto ver correr al equipo, da gusto verlo circular el balón, da gusto verlo defender -independientemente de ir ganando por 10, por 20 o por 40-. El equipo es puro espectáculo, con asistencias inverosímiles, rebotes poderosos en ataque y en defensa, tapones de todo tipo, juego dentro-fuera... ¡buff!

Ricky Rubio fue el que acaparó más focos esta vez, con una puesta en escena sencillamente insuperable: 14 puntos en los primeros seis minutos y medio del partido, haciéndolo todo bien. Y es que si no es uno, es otro. De los del cinco inicial o de los que se incorporan al juego desde el banquillo. Cualquier jugador que saca a la pista Sergio Scariolo es una amenaza para el rival.

Da hasta un poquito de vértigo ver jugar tan bien al equipo a falta todavía de una semana y un día para el cruce a vida o muerte de octavos de final y de 15 días, desde hoy, para la finalísima continental, ese partido que todos tienen/tenemos apuntado en la agenda como algo de obligado cumplimiento para la tarde del próximo día 17.

España disfruta este domingo de jornada de descanso, aunque seguro que descansarán más los rivales no sufriendo en carne propia o a través de la tele los envites de esta máquina roja engrasada para pasar por encima de todo lo que se le ponga por delante. Montenegro y la República Checa son ya historia. Que pase el siguiente. Será Rumanía, el lunes, desde las 19:30 horas. Yo, de usted, no me lo perdería.