Una de las imágenes que despierta más fervor de cuantas desfilan en la Semana Santa de Toro, el Santo Ecce Homo, volvió a recorrer ayer las calles de la ciudad en su traslado procesional desde el convento de Santa Clara hasta la iglesia museo de Santa María de Roncesvalles y Santa Catalina. Minutos antes de iniciarse el recorrido, los abades en ejercicio de la cofradía de Jesús Nazareno y Ánimas de la Campanilla cumplieron con la tradición de solicitar autorización a las reverendas madres clarisas, que durante todo el año custodian al Santo Ecce Homo en su convento, para que la imagen pudiera iniciar su lento discurrir por las calles de la ciudad. Acto seguido, los hermanos escribanos pidieron a los abades el preceptivo permiso para organizar la procesión. En nombre de todas las cofradías de la ciudad, el presidente de Jesús Nazareno, José Manuel de la Fuente, solicitó a continuación a todos los hermanos congregados en el interior de la iglesia conventual que guardaran un minuto de silencio por los trágicos atentados que ayer llenaron de dolor y muerte la ciudad de Bruselas.

Tras el emotivo minuto de silencio, las religiosas, apostadas detrás de una rejilla despidieron con cánticos al Santa Ecce Homo, mientras otros dos pasos que también procesionan el Martes Santos, el Cristo del Perdón y la Cruz desnuda, aguardaron fuera del convento el inicio del recorrido. En pocos minutos, el desfile completó el tramo que separa el convento de Santa Clara de la iglesia de San Julián de los Caballeros, en cuyo pórtico esperaba la imagen de la Virgen de los Dolores para incorporarse a la procesión. Al ritmo marcado por la Banda de Música La Lira, la procesión siguió por la calle El Sol, Santa Marina, Arco del Reloj, Puerta del Mercado, Plaza Mayor, Bollos de Hito, San Lorenzo, Rejadorada y Santa Catalina, para finalizar en la iglesia que alberga la sede de la cofradía de Jesús Nazareno y Ánimas de la Campanilla y en la que las imágenes permanecerán hasta el Viernes Santo cuando volverán a desfilar por el casco antiguo de la ciudad.

Desde que en 1988 se organizara por primera vez esta procesión, en pocos años se ha convertido en una de las estampas más singulares de cuantas se pueden contemplar durante la celebración de la Semana de Pasión en Toro. En parte, el interés que despierta este desfile procesional tiene su origen en la devoción que los toresanos profesan a la talla del Santo Ecce Homo, la única imagen de la cofradía de Jesús Nazareno y Ánimas de la Campanilla que se salvó del trágico incendio que, en abril de 1957, calcinó la iglesia de Santa Catalina y los pasos que la hermandad custodiaba en su interior.

La imagen, de autor anónimo del siglo XVII representa a Cristo atado a la columna cuando termina de ser azotado y muestra el escorzo de su espalda doblada por el dolor, aunque el Santo Ecce Homo parece que busca con la mirada a sus agresores para redimirlos y perdonarlos. La cofradía de Jesús Nazareno revivirá hoy en su sede, a partir de las 19.00 horas, dos momentos cargados de tradición, el acto de "Vestir santos" y la merienda, a base de bacalao, con la que los abades en ejercicio obsequian a los denominados "abades viejos".