La austeridad que rodea a la Hermandad Penitencial del Santísimo Cristo del Amparo convierten a la procesión en una de las más reconocidas de la Semana Santa zamorana. La procesión, intimista, está compuesta por poco más de un centenar y medio de hermanos que visten capa alistana y portan un farol de hierro forjado. Ya con la procesión dentro de los muros de la ciudad, llama la atención el rezo del Vía Crucis al paso de la imagen, acto que se lleva a cabo en la plaza de Fray Diego de Deza. De vuelta a Olivares, es digno de ver el Miserere Castellano que los hermanos entonan en la plaza de San Claudio mientras el Cristo del Amparo avanza lentamente hacia el templo.